El Vociferante Calderero si queréis,
pero me llano Mannion,
y doy una paliza a los tipos corrientes
y no creo que deba avergonzarme.
Lo corriente engendra lo corriente,
una ramera engendra una ramera,
así que cuando me enzarzo con diez,
les arranco las cabezas.
De monte en monte montan montaraces monteros.
Todos los Mannion proceden de Manannan,
que aunque sea rico en toda orilla
nunca dejó atrás cuatro paredes,
así era él,
ni jamás enrojeció un hierro
ni soldó cacerola o sartén;
sus vociferaciones y gritos
los prefiere un vagabundo.
De monte en monte montan montaraces monteros.
Si pudiese Jane la Loca demorar la vejez
y renovar el tiempo de vociferar,
si pudiese el viejo dios levantarse de nuevo
beberíamos juntos una cuba o dos,
y saldríamos a imponer nuestro mando
en campo y en ciudad,
a arrojar al lecho a parejas apropiadas
y a tirar por tierra a las otras.
De monte en monte montan montaraces monteros.
Me llamo Henry Middleton,
y no es pequeña mi heredad,
una casita olvidada emplazada
en un verde que muerden tempestades.
Friego el suelo, hago la cama,
cocino y lavo mi plato.
Sólo la posta y el jardinero
tienen llave de mi vieja cancela.
De monte en monte montan montaraces monteros.
Aunque les he cerrado con llave mi cancela,
me dan pena todos los jóvenes,
sé el oficio demoníaco que aprenden
de aquellos entre los que viven,
su bebida y su juego por el día,
sus robos por la noche;
ha desaparecido el saber popular,
¿cómo pueden ser honrados los jóvenes?
De monte en monte montan montaraces monteros.
Cuando el domingo por la tarde
camino por las Tierras Verdes
y llevo una casaca a la moda,
el recuerdo de la charla
de comadres y viejos estrafalarios
me abraza y me da fuerzas;
no hay piloto encaramado
que sepa que he vivido tanto tiempo.
De monte en monte montan montaraces monteros.
Venid a mí, actores todos,
y alabad al Mil Novecientos Dieciséis,
a aquéllos del patio o el gallinero
o de la escena pintada
que lucharon en la Oficina de Correos
o en torno al Ayuntamiento,
volved a alabad a todo aquel que vino,
alabad a todo el que cayó.
De monte en monte montan montaraces monteros.
¿A quién dispararon primero aquel día?
El actor Connolly,
cerca del Ayuntamiento murió;
tenía voz y porte;
le faltaban esos años que aportan experiencia,
pero más tarde podría haber sido
una figura brillante y famosa
ante la escena pintada.
De monte en monte montan montaraces monteros.
Algunos no pensaban vencer
mas salieron a morir
por la grandeza de Irlanda,
para que remontara su corazón;
¿pero quién sabe lo que ha de venir?
Pues Patrick Pearse había dicho
que en cada generación
se ha de verter la sangre de Irlanda.
De monte en monte montan montaraces monteros.