¿ESTÁS SATISFECHO?

Convoco a aquellos que me llaman hijo,

nieto o bisnieto,

a tíos y tías, tíos abuelos y tías abuelas,

para que juzguen lo que he hecho.

¿Acaso yo, que lo puse en palabras,

arruiné lo que enviaron viejos lomos?

Que juzguen los ojos espiritualizados por la muerte,

yo no puedo, pero no estoy satisfecho.

Aquel que en Drumcliff, en Sligo,

levantó la vieja cruz de piedra,

aquel párroco pelirrojo del condado de Down,

bueno con el caballo,

los Corbet de Sandymount, aquel hombre insigne

que fue el viejo William Polloxfen,

Middleton el contrabandista, los remotos Butler,

hombres cuasi legendarios.

Viejo y enfermo me podría estar

en buena compañía,

yo que siempre he odiado el trabajo,

sonriéndole al mar,

o demostrar con mi propia vida

lo que quería significar Robert Browning

con un viejo cazador que hablaba con dioses;

pero no estoy satisfecho.