COSAS ALTAS Y HERMOSAS

Cosas altas y hermosas: la noble cabeza de O’Leary;

mi padre en el escenario del Abbey, y frente a él una multitud enardecida:

“Esta Tierra de Santos”, y luego, al apagarse los aplausos,

“de santos de escayola”, su hermosa cabeza traviesa echada para atrás.

Standish O’Grady apoyado entre las mesas

diciendo a un público borracho palabras elevadas sin sentido;

Augusta Gregory sentada a su gran mesa de oro molido,

cerca ya de cumplir los ochenta: “Ayer amenazó mi vida.

Le conté que todas las noches de seis a siete me siento a esta mesa,

con la cortinas echadas”; Maud Gonne en la estación de Howth esperando un tren,

Palas Atenea con esa cabeza erguida y arrogante:

todos los olímpicos; algo que no ha vuelto a verse.