UN ACRE DE HIERBA

Cuadro y libro permanecen,

un acre de hierba verde

para el aire y el ejercicio,

se va la fuerza corporal;

medianoche, una vieja mansión

donde sólo un ratón se mueve.

Mi tentación está callada.

Aquí al final de la vida,

ni libre fantasía

ni el molino de la mente

consumiendo sus andrajos y huesos,

pueden dar a conocer la verdad.

Concededme el frenesí de un viejo,

debo rehacerme a mí mismo

hasta ser Timón y Lear

o aquel William Blake

que golpeó en la pared

hasta que la Verdad obedeció a su llamada;

una mente supo Miguel Ángel

que puede atravesar las nubes,

o inspirada por la locura

sacudir a los muertos en sus sudarios;

u olvidada por el género humano,

la mente de águila de un viejo.