LA PRIMERA CANCIÓN DE LA DONCELLA

¿Cómo vino este vagabundo

que ahora reposa,

extraño con extraña,

sobre mi pecho frío?

¿Por qué hay que suspirar aún?

La noche extraña ha llegado;

el amor de Dios lo ha resguardado

de todo daño,

el placer lo ha hecho

débil como un gusano.