EL SEGUNDO CANTO DE LA DAMA

¿Qué clase de hombre viene

a acostarse entre tus pies?

Qué importa, sólo somos mujeres.

Lávate; haz grato tu cuerpo;

tengo alacenas de fragancias secas,

puedo llenar la sábana.

Que el Señor tenga piedad de nosotros.

Él amará mi alma

como si no existiese el cuerpo,

él amará tu cuerpo

no turbado por el alma;

amor, colma las dos partes del amor

mas mantén íntegra su sustancia.

Que el Señor tenga piedad de nosotros.

El alma debe aprender un amor que sea

apropiado para mi pecho,

los miembros un amor que sea común

a toda bestia noble.

Si el alma ve y el cuerpo toca,

¿cuál de los dos es más sagrado?

Que el Señor tenga piedad de nosotros.