CANTOS SOBRENATURALES

I
RIBH EN LA TUMBA DE BAILE Y AILLINN

Porque me habéis encontrado en noche como boca de lobo

con el libro abierto, me preguntáis qué hago.

Escuchad y digerid mi historia, llevadla lejos

a quienes nunca vieron esta cabeza tonsurada

ni oyeron esta voz que noventa años han cascado.

De Baile y Aillinn no necesitas hablar,

todos conocen su historia, todos saben qué hoja y ramita,

qué coyuntura del manzano y el tejo,

coronan sus huesos; mas decid lo que nadie ha oído.

El milagro que les dio una muerte así

transfiguró en sustancia pura lo que había sido

hueso y tendón; cuando cuerpos así se unen

no hay tocamientos aquí ni tocamientos allí,

ni tensa alegría, mas todo se une a todo;

pues la unión de los ángeles es luz

en que, lo que esto dura, ambos parecen perdidos, consumidos.

Aquí en la atmósfera superior como boca de lobo,

el temblor del manzano y del tejo,

aquí en el aniversario de su muerte,

el aniversario de su primer abrazo,

aquellos amantes, purificados por la tragedia,

corren uno a brazos del otro; estos ojos

que agua, hierba y rezos solitarios

han vuelto aguileños, se abren a esa luz.

Aunque algo interrumpida por las hojas, esa luz

reposa en un círculo sobre la hierba; en su interior

paso las hojas de mi libro sagrado.

II
RIBH CENSURA A PATRICIO

Un absurdo abstracto y griego ha enloquecido al hombre.

Recuerda esa Trinidad masculina. Hombre, mujer, hijo (niña o niño),

eso es lo que cuentan todas las historias naturales o sobrenaturales.

Lo natural y lo sobrenatural están casados con el mismo anillo,

como hombre, bestia y una efímera mosca engendran, la divinidad engendra a la divinidad,

pues las cosas de abajo son copias, decía la gran Tabla Smaragdiana.

Aunque todos copian copias, todos multiplican su especie;

cuando se hunde la conflagración de su pasión, apagada por el cuerpo o el espíritu,

esa naturaleza malabar se eleva, su voluta enroscada en sus abrazos.

La serpiente con escamas de espejo es la multiplicidad,

mas todo lo que va en parejas sobre la tierra, el aire o la corriente, comparte al Dios que es trino,

y podrían engendrar o parirse a sí mismos si pudiesen amar como Él.

III
RIBH EN ÉXTASIS

¡Qué importa que no entendieras ni palabra!

Sin duda dije o canté lo que había oído

en frases entrecortadas. Mi alma había encontrado

toda felicidad en su causa o fundamento.

Divinidad en divinidad engendró en espasmo sexual

divinidad. Cayó una sombra. Mi alma olvidó

aquellos gritos amorosos que provenían del silencio

y deben reemprender el común círculo del día.

IV
ALLÍ

Allí se juntan todos los flejes del barril,

allí se muerden todas las colas de serpiente,

allí todos convergen todas las rotaciones en una,

allí todos los planetas caen en el Sol.

V
RIBH CONSIDERA INSUFICIENTE EL AMOR CRISTIANO

¿Por qué habría de buscar el amor o estudiarlo?

Es de Dios y supera al intelecto humano.

Con gran diligencia estudio el odio,

pues ésa es una pasión que yo controlo,

una especie de escobón que puede despejar el alma

de todo lo que no es espíritu o sentido.

¿Por qué odio a hombre, mujer o acontecimiento?

Ésa es una luz que ha enviado mi alma celosa.

Libre del terror y del engaño, puede

descubrir impurezas, y finalmente mostrar

cómo el alma camina cuando todo eso pasa,

cómo el alma podía caminar antes de que empezaran esas cosas.

Entonces mi alma salva aprenderá

un conocimiento más oscuro y con odio se apartará

de todo pensamiento que la humanidad ha tenido de Dios.

El pensamiento es una prenda, y el alma una novia

que no se puede esconder en esa basura y oropel:

el odio a Dios puede acercar el alma a Dios.

Al dar la medianoche, el alma no puede soportar

un decorado mental o corpóreo.

¡Qué puede ella coger antes de que dé su Señor!

¡Adónde puede mirar hasta que Él se muestre!

¡Qué puede saber hasta que Él le mande saber!

¡Cómo puede vivir hasta que Él viva en su sangre!

VI
ÉL Y ELLA

Cuando furtiva asciende la luna

ella debe furtiva ascender,

según viaja la atemorizada luna

ella debe viajar:

“Su luz me habría dejado ciega

de haberme atrevido a parar.”

Ella canta al tiempo que la luna:

“Yo soy, soy yo;

cuanto más crece mi luz

más lejos vuelo.”

Toda la creación se estremece

con ese grito melodioso.”

VII
¿QUÉ TAMBOR MÁGICO?

Contiene sus deseos, casi retiene la respiración para que la Madre Primordial

no abandone sus miembros, y que el niño siga descansando,

bebiendo dicha como si fuera leche sobre su pecho.

¿Qué tambor mágico a través del follaje del jardín que la luz desdibuja?

Bajando miembro y pecho o ese luciente vientre se mueven su boca y su lengua vigorosa.

¿Qué vino del bosque? ¿Qué animal ha lamido a sus crías?

VIII
¿DE DÓNDE HABÍAN VENIDO?

La eternidad es pasión, chica o chico

gritan al inicio de su gozo sexual

“siempre, eternamente”; después despiertan

ignorantes de lo que dijo el Dramatis Personae;

un hombre exultante de pasión canta

frases que jamás ha pensado;

el Flagelante fustiga esos lomos sumisos

ignorante de lo que impone el dramaturgo,

qué maestro hizo el látigo. ¿De dónde habían venido,

la mano y el látigo que abatieron la frígida Roma?

¿Qué drama sacro bullía por el cuerpo de ésta

cuando fue concebido Carlomagno, que transformó el mundo?

IX
LAS CUATRO EDADES DEL HOMBRE

Libró una lucha con el cuerpo,

pero éste venció; camina erguido.

Luego peleó con el corazón;

la inocencia y la paz se marchan.

Después peleó con la mente;

su orgulloso corazón dejó atrás.

Ahora comienzan sus guerras con Dios;

cuando dé la medianoche Dios vencerá.

X
CONJUNCIONES

Si Júpiter y Saturno convergen,

¡qué cosecha de trigo de momia!

La espada es una cruz; en ésta murió Él:

sobre el seno de Marte suspiró la diosa.

XI
EL OJO DE UNA AGUJA

Todo el torrente que al lado ruge

surgió del ojo de una aguja;

cosas que no han nacido, y desaparecidas,

de un ojo de aguja aún le incitan a seguir.

XII
MERU

La civilización la ciñe el fleje

de una norma, la apariencia de paz,

tan ilusoria; mas la vida humana

es pensamiento, y nunca puede el hombre

dejar de desvariar siglo tras siglo,

y con rabia arrancar, para encontrarse

en la desolación de lo real.

¡Adiós, Egipto y Grecia; adiós, tú, Roma!

Del Meru o el Everest los ermitaños,

en nocturnas covachas bajo nieve,

o donde ésta y la ventisca invernal

azotan sus desnudos cuerpos, saben

que el día encierra noche: antes del alba

su gloria y monumentos pasarán.