Despotriqué contra el truhán y el necio,
pero superé esa escuela,
quise transformar mi papel,
hallé el público idóneo, mas no puedo controlar
mi corazón fanático.
Busqué a otros mejores que yo:
aunque en todos buenos modales,
y discurso liberal tornan el odio en juego,
nada que se haya dicho o hecho puede alcanzar
mi corazón fanático.
De Irlanda hemos salido.
Gran odio, poco espacio,
nos mutilaron desde el principio.
Llevo desde el vientre de mi madre
un corazón fanático.
28 de agosto de 1931