Un conocido; un acompañante;
una querida y brillante mujer;
los mejor dotados, los elegidos,
todos destruidos por su juventud,
todos, todos por esa inhumana
amarga gloria abatida.
Pero yo he enderezado
ruinas, restos y escombros;
me afané muchos años, y al fin
llegué a un pensamiento tan hondo
que no puedo rememorar
toda su fuerza saludable.
¿Qué imágenes son éstas
que se apartan con ojos sin brillo
o cambian la vil carga del tiempo,
enderezan las añosas rodillas,
dudan o se quedan?
¿Qué cabezas niegan o asienten?
Agosto de 1931