LOS ESTUDIOSOS

Calvos que no recuerdan sus pecados,

vejetes, eruditos, respetables,

editan y anotan los versos

que jóvenes inquietos en sus camas

rimaron con la fiebre del amor

para halagar al ignorante oído de la belleza.

Todos arrastran los pies; todos tosen sobre la tinta,

y desgastan la alfombra con sus pasos;

todos piensan lo que otros piensan:

todos conocen a quien conoce su vecino.

Oh, Señor, ¿qué dirían

si su Catulo caminara así?