Baila ahí sobre la playa;
¿qué necesidad tienes de preocuparte
del viento o el rugido del agua?
Que se te revuelva el cabello
que las gotas saladas han bañado;
como eres joven no conoces
el triunfo del necio, ni siquiera
el amor perdido al tiempo que se alcanza,
ni al mejor jornalero muerto
y todas las gavillas por atar.
¿Qué necesidad tienes de temer
el monstruoso ulular del viento?