Verted vino y danzad, llenos de orgullo,
traed rosas si aún éstas florecen;
la catarata humea sobre la loma,
el Padre Rosacruz está en su tumba.
Las cortinas echad, traed violines,
que ningún pie se quede silencioso,
ni boca sin besar ni beber vino;
el Padre Rosacruz está en su tumba.
En vano, en vano; la catarata llora;
la eterna vela brilla en la penumbra;
la sabiduría en sus ojos de ónice,
el Padre Rosacruz duerme en su tumba.