UNA CANCIÓN DE LA REINA ACTRIZ

Mi madre me mecía y me cantaba,

“Qué pequeñita es, qué pequeñita”,

e hizo una cuna de oro

que de un sauce columpiaba.

“Él se marchó,” mamá cantaba,

“cuando me llevó a la cama”,

y todo el tiempo su aguja

tiraba del hilo de oro y plata.

Tiraba del hilo y lo mordía

e hizo un vestido dorado,

y lloró porque había soñado

que nací para llevar la corona.

“Cuando fue engendrada”, cantaba,

“oí de una gaviota el grito agudo,

y vi que un copo de la amarilla espuma

me caía en el muslo”.

¿Cómo no iba a trenzar entonces

el oro en mi cabello

y soñar con que debería llevar

el dorado capuz de los desvelos?