CUANDO HELENA VIVÍA

Hemos gritado desesperados

que los hombres abandonan,

por algún asunto trivial

o una ruidosa e insolente diversión,

la belleza que hemos obtenido

de las horas amargas;

y aun así, si hubiésemos andado

entre aquellas torres desmochadas

por las que Helena caminó con su chico,

habríamos recibido como el resto

de los hombres y mujeres de Troya

una palabra y una burla.