SEPTIEMBRE DE 1913

¿Qué necesitáis, llenos de sentido común,

sino buscando a tientas en un cajón grasiento

sumar medios peniques a peniques

y una oración a otra trémula oración,

hasta secar el tuétano del hueso?

Para rezar y ahorrar los hombres nacen;

la Irlanda Romántica ha muerto y se fue,

yace con O’Leary en la tumba.

Pero ellos eran de otra clase,

los nombres que acallaron vuestro juego infantil

se han dispersado por el mundo como el viento,

pero poco tiempo tuvieron de rezar

por aquel por quien se hiló la soga del verdugo,

¿y qué, que Dios nos ampare, ahorrar pudieron?

La Irlanda Romántica ha muerto y se fue,

yace con O’Leary en la tumba.

¿Fue por esto por lo que los gansos salvajes

extendieron el ala gris sobre toda marea;

por esto por lo que se vertió tanta sangre,

por esto por lo que Edward Fitzgerald murió,

y Robert Emmet y Wolfe Tone,

todo aquel frenesí de los valientes?

La Irlanda Romántica ha muerto y se fue,

yace con O’Leary en la tumba.

Mas si pudiésemos hacer volver los años

y llamar a los exiliados que estaban

llenos de soledad y de aflicción,

gritaríais “El pelo rubio de una mujer

ha enloquecido a todo hijo de madre”:

pesaron tan liviano lo que dieron.

Pero que sigan así, han muerto y se fueron,

yacen con O’Leary en la tumba.