LA MÁSCARA

—Quítate esa máscara de oro

que arde con ojos de esmeralda.

—Oh, no, querido, ¿cómo osas

saber si el corazón es sabio

o indómito, y no frío?

—Sólo quiero saber lo que hay,

amor o engaño.

—La máscara te atrajo, y luego

hizo latir tu corazón,

no lo que ésta cubre.

—Pero debo inquirir, no vaya

a ser que seas mi enemiga.

—Oh, no, querido, déjalo,

¿qué importa, si sólo existe fuego

en ti y en mí?