UNA MUJER A QUIEN CANTARA HOMERO

Si alguno se acercaba

cuando yo era joven,

pensaba “Es que la quiere”,

y temblaba con odio y miedo.

Mas, oh, cuánto peor era

que pasara a su lado

con ojos indiferentes.

Sobre esto escribí y creé,

y hoy, ya encanecido,

sueño con haber llevado

a tal grado a mi pensamiento

que el tiempo venidero decir pueda:

“Ensombreció en un espejo

lo que era el cuerpo de ella”.

Pues ella tenía sangre ardiente

cuando yo era joven,

y dulcemente ufana caminaba

como por una nube,

una mujer a quien cantara Homero,

pues vida y literatura parecen

un sueño heroico sólo.