Corre a donde en las aguas en el bosque
el venado de pasos delicados
y su dama suspiran al mirarse.
¡Ojalá sólo amásemos tú y yo!
¿Oyes a la que va con pies de plata,
la reina plateada de los cielos,
cuando asoma el sol de su capucha áurea?
¡Ojalá sólo amásemos tú y yo!
Oh, corre a la arboleda desmochada,
pues de allí expulsaré a los amantes.
¡Oh, mi parte del mundo, oh rubio pelo!
Oh, nadie amó jamás, más que nosotros.