LOS TORMENTOS DE LA PASIÓN

Cuando la angélica puerta se abre entre laúdes;

cuando un inmortal amor alienta en un barro mortal,

nuestros corazones sufren el azote, las trenzadas espinas,

la muchedumbre hostil, heridas en palmas y costado,

la esponja con vinagre, las flores junto al arroyo de Cedrón;

agachándonos, nos soltaremos el cabello sobre ti

para verter un tenue perfume, y colmados de rocío,

lirios de esperanza palidísima, rosas de un sueño apasionado.