Camino junto al borde
de este lúgubre lago
en donde el viento grita entre la juncia:
Hasta que se rompa el eje
que mantiene girando a las estrellas
y las manos arrojen a lo hondo
los estandartes del este y del oeste,
y se suelte el cinturón de la luz,
tu pecho no latirá junto al pecho
de tu amada dormida.