PIDE A SU AMOR QUE ESTÉ EN PAZ

Oigo los Caballos Sombríos, que agitan sus crines,

tumultuosos sus cascos, cabrilleantes sus ojos;

el norte se despliega sobre ellos, la noche que se arrastra,

el este ha ocultado la alegría antes que despunte el alba,

el oeste solloza bajo el pálido rocío y suspira al desaparecer,

el sur derrama rosas de fuego carmesí;

oh vanidad del Dormir, de la Esperanza, el Sueño y el constante Deseo,

los Caballos del Desastre se abalanzan en el barro:

amada, entrecierra los ojos, y que lata tu corazón

sobre el mío, y que tu pelo caiga sobre mi pecho

ahogando la hora solitaria del amor en un hondo

crepúsculo de paz

y ocultando sus crines al viento y sus patas tumultuosas.