EL CORAZÓN DE LA MUJER

Oh, qué me importa ya la alcoba aquella

que colmaban plegarias y el descanso;

él me pidió salir a las tinieblas

y mi pecho reposa sobre el suyo.

Oh, qué las atenciones de mi madre,

donde vivía a salvo y al abrigo;

con la sombría flor de mi cabello,

yo nos ocultaré de la tormenta.

Oh, pelo ocultador bajo el rocío,

muy lejos de la vida y de la muerte

mi corazón reposa sobre el suyo,

mi aliento está mezclado con su aliento.