LA CANCIÓN DE LA MADRE ANCIANA

Me levanto con el alba, me arrodillo y soplo

hasta que la semilla del fuego parpadea y reluce;

y luego tengo que fregar, cocer, barrer

hasta que salen las estrellas y titilan;

y las jóvenes están acostadas y sueñan en su cama

con lazos a juego para su pecho y cabeza,

y pasan el día desocupadas

y suspiran si el viento les mueve una trenza;

mientras, yo he de trabajar porque soy vieja

y la semilla del fuego se hace débil y fría.