¿Quién será auriga ahora con Fergus,
y atravesará la tupida sombra del profundo bosque
y bailará en la llanura de la playa?
Muchacho, alza tu rojiza frente
y alza tus tiernos párpados, muchacha,
y no penséis más en esperanzas y miedos.
Y nunca más os volváis y penséis
en el misterio amargo del amor;
pues Fergus impera en los broncíneos carros
e impera en las sombras del bosque,
y el blanco pecho del tenebroso mar,
y todas las despeinadas estrellas fugitivas.