Vergonzosa, vergonzosa,
vergonzosa de mi corazón,
se mueve a la luz del fuego
pensativa y distante.
Acarrea los platos
y los coloca en hilera.
A una isla en el agua
querría llevármela.
Acarrea las velas
y enciende el cuarto en penumbra,
vergonzosa en el umbral
y vergonzosa en las sombras.
Y vergonzosa como un conejo,
servicial y vergonzosa,
a una isla en el lago
querría volar con ella.