Capítulo 5

Asiria, 850 a. de J. C. El rey Ashurnasirpal declaró: «Desollé vivos a todos los jefes que se rebelaron contra mí. Con sus pieles cubrí las columnas. A estos guerreros que pecaron contra mí, de sus bocas hostiles arranqué la lengua, y conseguí su destrucción. En cuanto a los otros, que. siguen vivos todavía, he dado sus miembros lacerados a los perros, los cerdos y los lobos

Mark estaba todavía contemplando la puerta por donde Eva había salido cuando ésta se abrió de nuevo bruscamente y el doctor Trebor entró en la sala.

—Ahí estás —dijo—. Confiaba en encontrarte. ¿Ha terminado la conferencia?

—No. He salido un momento para hablar con Miss Sloane.

—Ah, sí. La he visto ahora mismo en el pasillo. Una chica brillante, Eva. Será una enfermera excelente. —Trebor sonrió—. Pero creo que tu interés no es exclusivamente profesional.

—No enteramente.

Mark esquivó los ojos inquisitivos del médico.

—Bueno, no importa —dijo Trebor—. Hay algo que me gustaría discutir contigo. Acabo de ver a una amiga tuya… Martha Tabram, o Turner, según ella dice llamarse.

—¿Quién?

—La mujer que te ofreció el privilegio de su persona anoche en «El Ángel y la Corona».

Mark palideció.

—¿Ha hablado usted con ella?

—No precisamente eso. A pesar de las declaraciones de los espiritistas, no hay manera de comunicarse con los muertos.

—¿Muerta?

Trebor asintió.

—Asesinada. Acabo de venir de la investigación judicial. La apuñalaron…, treinta y tres veces.