INTERVENCIÓN DE JUAN CARLOS CARBALLAL PARADELA, JUEZ DE CAMBADOS, EN UNO DE LOS DEBATES DE LAS JORNADAS DE O GROVE (SEPTIEMBRE DE 2007)
Creo que estamos en un sitio en donde, de forma razonable, coherente, se debaten ideas. Yo no pido que parte de vosotros compartáis mis criterios, de la misma forma que yo no voy a pedir a ninguno de vosotros que asuma mis criterios (sic). Como estamos en una sociedad libre, democrática y plural, pues todos defendemos ideas y posiciones de forma razonada, sin imposiciones, ni de un lado ni del otro. […] Entonces, ser juez, indudablemente que tiene una responsabilidad muy importante y estamos siempre en el punto de mira de todos y de todas las personas que van al Juzgado. Y creo que solo sabe lo difícil que es la función de juez no solo aquel que es juez sino también los que están cerca nuestra… Y tomar una decisión no es nada fácil. Indudablemente claro que tengo dudas. En un tema como el que en definitiva me trae aquí. Cuando se me plantea: «Oiga, es que están diciendo de mi abuelo esto» […].
La Guerra Civil y las consecuencias de la Guerra Civil es (sic) un hecho histórico incontrovertible, y que se hicieron cafradas por dos bandos es igual de incontrovertible. Obviamente, si lo analizamos desde un punto de vista meramente cuantitativo, cuarenta años han dado más posibilidades de cafradas que cuatro, cinco o seis. Evidentemente. Pero las cosas no se miran desde un punto de vista cuantitativo porque si no cometemos errores […] Soy ciudadano y en mi familia también se pasaron… putadas. Mi tío, que murió hace un año, mutilado de guerra desde los dieciocho años. Mi abuela pasó hambre y, […], primero le dieron hostias los rojos y después los otros. Y claro, todos tenemos una vida y todos tenemos una historia. Entonces yo no puedo resolver las cuestiones planteándome: «pero mira qué animaladas hicieron». Yo tengo que valorar el caso particular, y el caso particular que yo he resuelto y que por cierto hace un año y nadie se ha personado para decir que estaba equivocado, nadie, hasta ahora nadie, y ya han pasado los plazos por cierto.
En ese caso particular se planteaba una vulneración manifiesta del derecho al honor de una familia en donde, analizando las cinco páginas de esa página web, yo valoré que de todas las personas que se indicaban como injuriosas el 8o % estaban amparadas en la libertad de expresión y en el derecho de crítica y en ese derecho legítimo del insulto, como se decía antes, con la causa de justificación. Pero había una que no era libertad de expresión, que es libertad de información y que requiere, con la aplicación técnica de los argumentos del Tribunal Constitucional y del Tribunal de Derechos Humanos, pues una serie de requisitos, que es (sic) la relevancia pública indudable, pero la veracidad, no en cuanto a veracidad absoluta sino que los medios determinantes de esa afirmación tuvieran un método científico acreditado. Y lo que no se puede decir, porque no se ampara en nuestro sistema constitucional, es que determinada persona era responsable de las listas de paseados. Y yo no entro a valorar si esto es cierto o no. Lo que yo exijo como juez es que esa afirmación se sustente sobre una base histórica suficiente. Que es difícil o que es fácil: no es mi problema. Es problema del que lo manifiesta. La mera afirmación de un hecho tiene que tener sustento. Y no lo digo yo, lo dice el Constitucional y lo dice Estrasburgo. Eso es a lo que tenemos que estar. Todo lo demás es teoría y podemos pasarnos horas y horas debatiendo de teorías.
Pero cuando llega al Juzgado no llega una teoría. Llega un problema práctico. Y llega una afección de derechos y un ciudadano. Y eso es lo grave. Indudablemente en una ciudad de cinco millones de habitantes esa afección se diluye por la multitud pero cuando esa afección se produce en un pueblo como El Grove, eso, que para unos puede resultar intrascendente, es grave porque los descendientes de uno y otro se encuentran tomando el café. Y obviamente no estamos negando el derecho a investigar. No. Jamás se niega el derecho a investigar. Lo que se reclama es que la investigación cumpla unos requisitos. Porque no vale todo. Porque mi libertad acaba justo donde empieza la tuya. Y eso es un conflicto. Que estoy acertado, pues seguramente no, pero para eso estamos en un sistema democrático, no solo porque formo parte del poder judicial sino porque creo profundamente y antes de ser juez fui abogado, o sea que he estado en los dos ámbitos y he accedido al poder judicial a través del tercer turno. Y el sistema de recursos, el sistema de garantías, funciona. Y es a lo que tenemos que estar.
[…] En la comida lo comentábamos. Decía [se refiere a otra persona]: «Yo no creo en los jueces». Pues hay que creer en los jueces, porque indudablemente va a haber cafres como puede haber médicos en la Seguridad Social cafres. Pero creo más en los jueces que en los médicos, porque a lo mejor el médico que me atiende me lleva a la sepultura pero un juez no me va a llevar a la sepultura [murmullos]. Y es duro decirlo pero la ventaja que tenemos es que si mi decisión está errada va a haber un órgano superior que la revise y después tendremos el Constitucional que la va a revisar.
[…] Sabemos que obviamente no tenemos testigos orales porque estos hechos han sucedido hace setenta años y yo no te voy a pedir que me traigas un testigo [murmullos y quejas].
[…] …creo que ninguno de ustedes ha entendido lo que yo trataba de expresar. No se trata [murmullos] de que se demuestre la verdad de los hechos sino que lo que se trata es que el método que se utilice para amparar lo que se dice sea justificado. Yo no voy a entrar a valorar si es cierto o no sino que se pide un método, que es cuestión distinta. Y es lo que yo trato de expresar y que ustedes no acaban de entender [murmullos]. La verdad de las cosas sabemos que es imposible de conseguir en la mayoría de los casos. Si ustedes, como historiadores, hacen bien su trabajo indudablemente, digan lo que digan están amparados por la ley. Y siento no haberles convencido, pero tampoco, crean ustedes, no (sic) era mi intención. Gracias.