EL JUEGO DE LOS VOR es una nueva aventura de Miles Vorkosigan, a quien nuestros lectores pudieron conocer en EL APRENDIZ DE GUERRERO y en FRONTERAS DEL INFINITO. Miles se ha convertido ya en el personaje emblemático de una de las mejores y más amenas series de la moderna space opera, un subgénero esencial en la ciencia ficción.
Lois McMaster Bujold, la nueva revelación de la moderna ciencia ficción norteamericana, ha publicado ya ocho libros, todos ellos ambientados en un mismo universo coherente, en el que se dan cita tanto los cuadrúmanos de EN CAÍDA LIBRE (premiada con el Nebula en 1988 y finalista del Hugo de 1989) como los planetas y los sistemas estelares que presencian las aventuras de Miles Vorkosigan, su héroe más característico.
En el Apéndice de este volumen se incluye un esquema argumental del conjunto de los libros de ciencia ficción de Bujold aparecidos hasta hoy, ordenados según la cronología interna de la serie. De hecho, el orden real de su publicación en inglés ha sido el siguiente[1]:
Shards of Honor (junio de 1986). Disponible en EPL bajo el título de Fragmentos de honor.
The Warrior’s Apprentice (agosto de 1986). Disponible en EPL bajo el título de El aprendiz de guerrero.
Ethan of Athos (diciembre de 1986).
Falling Free (abril de 1988), premio Nebula 1988. Disponible en EPL bajo el título de En caída libre.
Brothers in Arms (enero de 1989).
Borders of Infinity (octubre de 1989). Disponible en EPL bajo el título de Fronteras del infinito.
The Vor Game (septiembre de 1990).
Barrayar (octubre de 1991). Disponible en EPL bajo el título de Barrayar.
Como puede verse, Bujold, con sus tres novelas de 1986, tanteó al principio diversos personajes posibles: los padres de Miles en SHARDS OF HONOR, el mismo Miles en EL APRENDIZ DE GUERRERO y la comandante Elli Quinn en ETHAN OF ATHOS. El impresionante éxito popular de EL APRENDIZ DE GUERRERO junto al gran atractivo de un personaje como Miles Vorkosigan ha llevado a que sea éste quien se haya convertido en el protagonista central de la serie, aunque Bujold ha continuado narrando las aventuras de los padres de Miles en la más reciente de sus novelas: BARRAYAR (1991).
Del éxito de esta serie dan fe los muchos premios obtenidos hasta hoy: Premio Nebula 1988 por EN CAÍDA LIBRE, Premio Nebula 1989 y Premio Hugo 1990 por «Las montañas de la aflicción» (incluida en FRONTERAS DEL INFINITO), premio Analog 1989 por «Laberinto» (incluida también en FRONTERAS DEL INFINITO), premio Hugo 1991 por EL JUEGO DE LOS VOR y premio Hugo 1992 por BARRAYAR. Una lista impresionante que justifica con creces la afirmación de que Lois McMaster Bujold es sin ningún lugar a dudas, uno de los fenómenos de la ciencia ficción de los últimos cinco años.
La aparición de Bujold en la ciencia ficción norteamericana no ha estado exenta de controversia. En la antología anual de los premios Nebula de 1988 aparecía un comentario de Ian Watson que, en cierta forma, lamentaba el Premio Nebula 1988 concedido a EN CAÍDA LIBRE, a la que calificaba de novela «para adolescentes». Con ello, Watson pretendía precisar lo que para él resultaba ser una evidente y dura crítica. Como muchos fundamentalistas de la Literatura (con mayúscula), Watson no quería aceptar que una divertida e intencionada novela de aventuras pudiera representar el «punto más alto de la ciencia ficción de 1988», ya que, a fin de cuentas, ése es el significado del premio Nebula. A Watson (y a muchos otros con él) parecía molestarle el hecho de que la novela de Bujold fuera tal vez una «simple colina» mientras, según él, otros autores escalaban «picos gigantes». El desprecio por Bujold y su obra resultaba, en todo, evidente. La misma Lois McMaster Bujold ha contestado a las críticas de Watson. Una muestra de esa respuesta bastará para entender la situación: «Me gusta que todos esos escritores que Ian menciona, a muchos de los cuales admiro yo también, estén escalando sus picos gigantes. Simplemente ocurre que yo estoy subiendo por otro tipo de montañas».
Y ahí está la clave. Según parece, para algunos «fundamentalistas» literarios sólo quien persiga escribir la Divina Comedia de la ciencia ficción moderna tiene hoy derecho a ser aceptado entre los buenos escritores del género. Los mismos que desprecian el trabajo de autores como Asimov y otros clásicos de los años dorados, se ocupan en descalificar a nuevos autores como Bujold, que siguen claramente en esa senda. A los fundamentalistas literarios, un tanto sectarios tal vez, les cuesta entender que algunos lectores, críticos y especialistas seamos capaces de apreciar al mismo tiempo obras amenas como las de Bujold y otros intentos tal vez más ambiciosos en lo literario pero ¡ay!, no siempre de tanto éxito. Nadie ha dicho que la actividad de escribir o leer deba tener siempre componentes masoquistas… A mí me satisface enormemente un género en el que se den la mano Asimov con Le Guin y Dick, o si queremos, Bujold con Card y Simmons. Ésa es una riqueza a la que resulta absurdo renunciar. Si Watson y sus afines desean hacerlo, esto va a ser, en definitiva, su problema. Otros sabemos disfrutar por un igual de la obra de Bujold y de novelas brillantes y ambiciosas como EMPOTRADOS, del mismísimo Watson, con la que empezó su carrera.
Que Watson se equivocó en su apreciación ya es del todo evidente hoy. Tres premios Hugo y dos premios Nebula por las publicaciones de cuatro años constituyen un récord incomparable del que, posiblemente, no puede enorgullecerse casi nadie en la ciencia ficción de todos los tiempos. Y tres Hugos seguidos sólo los ha obtenido Orson Scott Card, que también fue, en su momento, despreciado por los afines a Watson. Errare humanorum est, que diría el clásico. O, tal vez, el ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra…
A veces me gusta recordar un momento del HAMLET de Shakespeare. Tras el suicidio de Ofelia, en la primera escena del quinto acto, Hamlet observa atónito la despreocupación del enterrador que canta al retirar los restos de las tumbas para hacer espacio para nuevos cadáveres. Hamlet, aterrado por la evidente falta de respeto, dirá aquello tan conocido de: «para enterrar a los muertos cualquiera sirve, cualquiera… menos un sepulturero». Con toda seguridad, esa verdad del viejo Will sigue siendo cierta. La especialización y el fundamentalismo literario de algunos pueden llegar a ocultarles otros valores de tanta o mayor importancia.
Afortunadamente, la ciencia ficción tiene algunos premios (precisamente los de más renombre y prestigio) elegidos por votación popular. Por ello no es de extrañar que EL JUEGO DE LOS VOR obtuviera el Hugo de 1991 frente a una competencia realmente espectacular: TIERRA de David Brin, LA CAÍDA DE HYPERION de Dan Simmons, REINA DE LOS ÁNGELES de Greg Bear y THE QUIET POOLS de Michael P. Kube-McDowell. Para muchos, Brin y Simmons eran los candidatos más claros para obtener el premio. El hecho de que lo haya ganado Bujold no hace más que confirmar el impresionante éxito popular de una autora de gran calidad cuyas obras, muy amenas, se leen siempre con gran satisfacción. Quede para la pequeña historia que, aunque la diferencia final entre Bujold y Brin no fue excesiva (382 a 372 votos), la diferencia era mucho mayor en la primera ronda, cuando 246 votos situaban la novela de Bujold en primera posición y sólo 192 otorgaban la primera posición a la novela de Brin. Mucho mayores han sido las diferencias en el caso del Hugo de 1992, obtenido por Bujold con BARRAYAR: 370 frente a 288 en el cómputo final, y 216 frente a 134 en los votos para la primera posición. Pero de todo ello ya tendremos ocasión de hablar en la presentación de BARRAYAR, prevista para finales de 1993 en nuestra colección.
Volviendo a EL JUEGO DE LOS VOR, se trata de una nueva, intrigante y divertida aventura de ese entrañable protagonista de la serie. El primer destino militar de Miles Vorkosigan finaliza, como no podía ser menos, con su arresto. Pero el más inteligente protagonista de la moderna space opera logrará, pese a todo, la libertad para trabajar precisamente al servicio de la mismísima Seguridad Imperial de Barrayar. Miles deberá reunirse de nuevo con los mercenarios Dendarii para rescatar al joven emperador de Barrayar del peligro que representa Cavilo, una bella e intrigante mujer (también de escasa estatura como Miles…), la única persona que puede hacer sombra al genio estratégico y militar de Miles.
En definitiva, una nueva, inteligente y amena aventura de Miles Vorkosigan. La inteligencia de la autora y de su personaje, las reacciones de éste y la amenidad de la narración justifican el gran éxito de esta novela. La siempre exigente Faren Miller, del conocido e influyente LOCUS, confiesa que «El lector es incapaz de resistir esa combinación de inteligencia, intrigantes y sigilosas maniobras, y ese gran talento de Miles para meterse en problemas… en grandísimos problemas». Y, en su opinión, al añadir los sentimientos a la inteligencia y amenidad ya habituales en la serie, considera que BARRAYAR es la mejor novela de la ya numerosa saga de Vorkosigan. En sus propias palabras, BARRAYAR «es ciencia ficción completamente equipada con cerebro, humor y sentimientos». Pero de todo ello ya tendremos ocasión de hablar en su momento.
Debo reconocer que EL APRENDIZ DE GUERRERO me divirtió y sorprendió enormemente. Pero la continuidad del éxito de la serie de Miles Vorkosigan me ha llevado a preguntarme por las claves de ese éxito sin par. En EL JUEGO DE LOS VOR la estructura es sencilla y la narración simplemente amena. El lector sólo conoce la acción desde el punto de vista de Miles, puede seguir el hilo de sus razonamientos, su percepción de los hechos y, sobre todo, la ironía con que se juzga a sí mismo y los líos en que se mete. Tal vez ésa sea la clave. El lector acaba identificándose con un protagonista inteligentísimo y astuto y ése es un mecanismo siempre agradecido y seguro. Y debe serlo aún más (si se me permite un poco de psicologismo barato) cuando el problema y la minusvalía física de Miles impulsa a nuestro inconsciente a sentimos incluso superiores a él. Un personaje que es todo un hallazgo y para el que Bujold elabora acciones y aventuras que permiten una doble lectura y, siempre, divierten al lector. ¿Qué más se puede pedir?
Pero eso no es todo, las novelas en que no interviene directamente Miles (EN CAÍDA LIBRE, SHARDS OF HONOR o BARRAYAR) siguen manteniendo su encanto y cosechando premios. Miles Vorkosigan es una baza segura, pero hay algo más en la escritura de Bujold: una maravillosa habilidad para entretener e interesar al lector. No conviene olvidar que dos de los grandes premios obtenidos por esta autora (Nebula de 1988 y Hugo de 1992) proceden de novelas no presididas por el personaje de Miles Vorkosigan. Otro día hablaremos de ello.
Pero ya está bien de rollo. Les dejo con Miles Vorkosigan y su creadora. Es una interesantísima compañía. Les felicito por tener este libro en sus manos.
MIQUEL BARCELÓ