Abajo acaban de recibir un cargamento de vísceras congeladas: corazones, riñones y cerebros, y cosas por el estilo. Puedo oírlos caer en la cámara frigorífica a través del vertedero del carbón. Una persona, sentada en algún lugar de la sala donde no alcanzo a verla, comenta que se ha suicidado uno de la sala de Perturbados. El viejo Rawler. Se cercenó los dos testículos y se desangró hasta morir, sentado en la taza del retrete, rodeado de media docena de personas que no advirtieron nada hasta que cayó al suelo, muerto.
Lo que no alcanzo a comprender es la impaciencia de la gente; el tipo sólo tenía que esperar.