Cuando las fuerzas de Aníbal se acercaban a Roma, uno de sus espías le hizo saber que corría en la ciudad el rumor de que Fabio, el dictador romano, estaba a sueldo de él.

Sabiendo esta noticia, el gran caudillo militar se dedicó a asolar las comarcas circundantes, destruyéndolo y quemándolo todo a su paso… pero respetando las fincas de Fabio.

En cuanto llegó a Roma la noticia, Fabio hizo proclamar que no era ningún traidor.

Pero su gente no le creyó, y Aníbal ganó así un tiempo y una ventaja psicológica valiosos.

De la traducción del Libro de los Espías

El espionaje es una actividad tan antigua como la humanidad, y un arte que han practicado desde hace mucho tiempo los estrategas más hábiles y más traicioneros.

Revista US News&World Report, 19 de enero de 2003