HACIA ARAGÓN
EL día 15 de febrero los constitucionales llegaron al Puente de Priego, encontrándolo tan bien fortificado que no pudieron forzarlo.
Aviraneta habló a unos pastores, indicándoles que si le enseñaban un vado próximo les daría lo que le pidiesen. Uno de los pastores se presentó a la noche, diciendo que él le conduciría si le daba cinco duros.
Se le dieron, y a las tres de la mañana del día siguiente, completamente a oscuras, atravesaron el río Aviraneta, el Empecinado y Van-Halen, cuatro o cinco caballos y cincuenta infantes. Esta pequeña fuerza marchó paralelamente al río, se acercó al Puente de Priego y comenzó el fuego.
Los facciosos se creyeron cortados por la división completa del Empecinado, y abandonando sus trincheras del puente se retiraron en dispersión.
Esta ocurrencia produjo la desmoralización de los realistas, que comenzaron a dividirse en partidas. Bessières, con la suya, intentó penetrar en Cuenca, y rechazado marchó hacia Sigüenza y luego a Aragón; Chambó se dirigió al Maestrazgo, y Ulman y Capapé, camino de Valencia.
La persecución no fue del todo activa. Al llegar los realistas al Tajo en Poveda se hundió el puente, y parte de la retaguardia no pudo pasar.
El fraile Talarn, con más de quinientos hombres, tuvo que dirigirse a Peralejo de las Truchas, y atravesó el río por allí sin que nadie le saliera al encuentro.
Así como entre los liberales se habló de traición a raíz de la derrota de Brihuega, se habló de traición entre los absolutistas después de la retirada de Huete.
La Junta de Mequinenza ordenó a Bessières que fuera de nuevo a Madrid, y como el francés no hiciera caso, Adan Trujillo, que se titulaba gobernador de Mequinenza, lo acusó de traidor y publicó un bando en el que ofrecía dos mil duros por la cabeza de Bessières, a quien llamaba masón y republicano.
El 21 de febrero el Empecinado entró en Sigüenza. Se decía que Capapé, con mil infantes y cien caballos, estaba en las proximidades del pueblo deseando entregarse; pero no resultó la noticia cierta. También se aseguraba que Bessières había reñido con sus oficiales y que, separándose de la columna, quería abandonar las filas realistas.
El Empecinado continuó la persecución de las partidas; llegó el 24 de febrero, al anochecer, al Burgo de Osma, donde entró con Aviraneta y cuatro soldados. Se siguió avanzando por Soria y la serranía de Yanguas hasta cerca de Ágreda, en cuyas inmediaciones el enemigo se dispersó en pequeños grupos.
Desde Ágreda, el Empecinado y Aviraneta volvieron a Sigüenza, y de aquí marcharon a Aranda, en donde estuvieron un día.