DESPEDIDA
AL acercarse Aviraneta al hotel de Embajadores de la calle de Santa Ana vio desde lejos el pañuelo rojo atado al hierro del balcón. Era la señal de alarma.
Aviraneta volvió sobre sus pasos, entró en un restaurante a comer y se dirigió después a la librería Eymery de la calle Mazarina.
Preguntó si había alguna carta para él; no había ninguna, y fue a dar un paseo por el jardín del Luxemburgo. A media tarde volvió por la librería, y el dependiente salió a entregarle una carta. Era de la Sole. Aviraneta se puso a descifrarla, hasta que lo consiguió. Decía así:
«Mi querido don Ugenio:
Esta es para adbertirle que an benido muchos onbres de la calle de Jerusalen con el Espión a buscarle a usted y que me boy con el señor marqués de Vieuzac porque no puedo bibir así y tengo mucho miedo don Ugenio y usted no me quiere y si usted me quisiera yo no me hiría, aunque me dieran todo el oro del mundo y un palacio, pero usted no me quiere, por que quiere a la Teresita la hija de don Francisco el juez de Aranda y yo deseo que se case usted con ella y sean felices. A usted no le importará pero estoy llorando a todas oras porque boy a bibir con un francés. Don Ugenio, le agradezco mucho lo que a echo por mi y si usted me ubiera querido un poco, yo ubiera bibido con usted siempre, siempre, porque usted es bueno, aunque dicen que no y que es usted enemigo de dios y de la rreligión.
Adios don Eugenio adios adios. Ya rezaré todos los días por usted para que sea feliz. Los pañuelos planchados de usted los han traido oy y estan en el armario a la izquierda. Perdone usted la letra.
—Su segura serbidora,
Soledad Castrillo.»
Aviraneta, al leer la carta, quedó sorprendido y entristecido. La Sole era una muchacha buena y simpática a quien iba tomando cariño.
—En fin —murmuró—, es lo mejor que le podía pasar. ¿Quién sabe si dentro de unos años veremos a la Sole hecha una madame Cabarrús?
Aviraneta escribió al dueño del hotel de Embajadores diciéndole que iría a buscar su equipaje de noche, pues le andaba persiguiendo la policía.
Lo hizo así, y por la mañana tomó la diligencia para España.