Notas

[1] Nuestra bandera. México, julio de 1940. <<

[2] No entra en el propósito de este libro estudiar la vida interna ni los acontecimientos habidos en el interior del PC de España, a los cuales sólo nos referimos en cuanto tienen relación con la política de la Komitern y de Moscú. Por tal causa dejamos conscientemente a un lado, por hoy, lo que deberá ser objeto de otro detenido trabajo, en el cual pondremos al descubierto la podredumbre de los dirigentes Conminformistas y el fangal moral y político en que chapotea la actual dirección del PCE, de esos ases del zig-zag, del vaivén, del hoy contigo y mañana contra ti, para buscarte más tarde y desdeñarte después, de los dirigentes de los elogios a Gil Robles, las endechas a los requetés y los suspiros a los espadones. En 1944 hubimos de decir públicamente, refiriéndonos a la actuación de la dirección del PCE, que «con sus métodos de trabajo han logrado convertir la camaradería en desconfianza, la vigilancia política en soplonería, la disciplina consciente en temeroso acatamiento, la democracia interna en dictadura cuartelera, los activistas en sacaperras, los funcionarios en criados». Decíamos que «un desenfrenado terrorismo político agarrota la voluntad y libre iniciativa de los militantes. Discrepar, dudar o simplemente pedir aclaración a la política del Partido o a la conducta personal de los dirigentes es motivo de expulsión». ¿Qué no podemos añadir hoy? J. H. <<

[3] No han faltado comentaristas que han pretendido culpar a Inglaterra de la concertación del pacto germano-soviético, por la afrenta que representaba para el Kremlin el envío de un personaje de tan escaso relieve como Mr. Strang. No creemos en tales motivos, pues deduciríamos que los grandes problemas internacionales se resuelven por reacciones pasionales y no por calculadas y bien meditadas conveniencias, que nada tienen que ver con la mayor o menor representación de quien las trate. <<

[4] Según datos oficiales soviéticos, el salario medio del obrero en la URSS era en 1951 de 500 rublos al mes. Sin embargo, el salario más bajo de un obrero de la industria de la maquinaria era de 145 rublos, y el más bajo de un minero, de 260 rublos al mes. Los salarios de las autoridades burocráticas de la producción son incomparablemente más altos. El salario base de un director de empresa es de 2500 rublos al mes, pero eso no es todo, ni mucho menos. Un director de empresa obtiene automáticamente, si ha ejecutado el plan mensual, una prima igual a su salario del mes, y de este modo sus ingresos se elevaban a 5000 rublos. En la industria minera y en la metalúrgica, el director de la empresa obtiene un aumento de su salario del 25 por 100 cada vez que logra una disminución de los gastos de producción en un 1 por 100. La práctica demuestra que el salario del director aumenta de esta manera, una vez más, en un 100 por 100. Los burócratas dirigentes reciben, además, por la realización del plan anual, una recompensa igual a tres salarios mensuales. Por consiguiente, el salario mensual de un burócrata dirigente en la producción asciende normalmente de 8000 a 10.00 rublos; es decir, 16 veces mayor que el salario medio de un obrero y 55 veces mayor que el salario obrero más bajo de la industria de maquinaria. <<

[5] Según declaración de Shvemick, jefe de los Sindicatos soviéticos, el 16 de abril de 1941 el 32 por 100 de los obreros eran incapaces de llenar la norma de producción asignada al rendimiento individual. <<

[6] Decretos del 26 de junio y 24 de julio de 1940. <<

[7] Marinos del «Cabo San Agustín» pertenecientes a la Confederación Nacional del Trabajo (CNT): Manuel Rodríguez Tejero, nacido en 1910 en El Ferrol; Juan Carrera Castillo, 1914, en Cartagena; Víctor Rodríguez Rango, 1916, en Avilés; Secundino Rodríguez de la Fuente; José Pérez Pérez, 1895, en Puebla del Caramiñal; Juan Gómez Marino, 1911, en Rivera; José García Santamaría, 16-1-1913, en Palmaire (La Coruña); Angel Castañeda Ochontado, 1909; Manuel Castañeda Ochontado (hermano del anterior), ambos de Cataira (Pontevedra); Antonio Leire Carpenti, 1912, en Puentedeume (La Coruña); Ricardo Pérez Fernández, 1893, en Puebla del Caramiñal; Euricas Piñeiro Díaz, 1902, en El Ferrol; Francisco Ruiz García, 1903, en Vivero (Lugo); Francisco Llopis Crespo, 1899, en Barcelona; Juan Castro López, 1906, en Puebla del Caramiñal; Pascual Paster Justón, 1915, en Barcelona; Francisco Mercader Saavedra, 1916, en Alcantarilla (Murcia); José López González, 19-3-1916, en La Coruña; Francisco Alonso Martín, 1905, en Ampudia de Campos; Manuel Dávila Arias, 1900, en Puebla del Caramiñal; José Troche y Cándido Trigo.

Pertenecientes a la Unión General de Trabajadores (UGT): Vicente García Martínez, 1893, en Puebla del Caramiñal; José García Gómez, 1911, en Palmaire (La Coruña); Ramón Santamaría García, 1916, en Pantaller Jobre; José Díaz Rivas, 1904, en Villa Juan (Pontevedra); Pedro Armento Gaco, 8-2-1912, en Puebla de Brollán; Avelino Acebal Pérez, 1894, en Veriña (Asturias); Ramón Sánchez Gómez, en San Fernando (Cádiz); José Polián Azaento, en Sestao (Vizcaya), y Manuel Jurado.

(Citado en el libro de José Antonio Rico, «En los dominios del Kremlin»). <<

[8] El mito soviético ante la realidad, pág. 32. <<

[9] M. Malín, artículo publicado en el número 23 (6 de junio de 1952) del periódico cominformista «Por una paz verdadera, por una democracia popular». <<

[10] Stalin se formuló esta pregunta: «En nuestro país han sido suprimidas ya las clases explotadoras; el socialismo está construido en lo fundamental; marchamos hacia el comunismo, y la doctrina marxista sobre el Estado nos dice que bajo el comunismo no debe existir ninguna clase de Estado. ¿Por qué, pues, no contribuimos a la extinción del Estado socialista?» Y contestaba: «Sería ridículo que los clásicos del marxismo nos suministrasen recetas para todos y cada uno de los problemas teóricos que pudieran surgir en cada país concreto a la vuelta de cincuenta o cien años… De donde se deduce que la fórmula general de Engels acerca de la suerte del Estado socialista no se puede aplicar sin más al caso especial y concreto del triunfo del socialismo en un solo país» (La Internacional Comunista, mayo de 1939).

La tesis de Stalin se apoyaba en la existencia del cerco capitalista. Después de la guerra el «cerco» de la Unión Soviética es de países socialistas. Y el Estado soviético se refuerza y fortalece. Los teóricos, a lo que se ve, siguen equivocados (J. H.) <<

[11] Arriesgada versión del autor, de la cual no se conocen pruebas. <<