Aclaratoria
Al Maestro no se le conoce ninguna encarnación en cuerpo femenino. Al parecer, jamás fue casado en ninguna vida terrena.
A pesar de que el Obispo C. W. Leadbeater, de la Sociedad Teosófica, en su libro «Los Maestros y el Sendero», cuenta entre sus encarnaciones del Maestro Saint Germain, a Hunyadi Janos, Defensor de Hungría, esta autora se ha permitido excluirlo de este recuento, no obstante haberlo incluido en su libro «El Maravilloso Número 7», porque los detalles del nacimiento y muerte no presentan posibilidad de que sea verídico el alegato. O sea que Hunyadi Janos, dice la Historia de Hungría, nació en el año 1386, ¡ocho años después de hacer nacido Christian Rosenkreutz! Janos murió en 1459, 25 años antes de la muerte de Christian Rosenkreutz. Ante este visible disparate la autora se exime de incurrir en él hasta que otras fuentes lo corrijan.
Prefacio
Orfeo de Tracia, poeta y cantor, parece haber sido el originador del Gran Sistema Filosófico del Occidente. El nombre «Orfeo» viene de una palabra griega que significa «Oscuro». Aún no se sabe si Orfeo fue un oriental de piel morena que instituyó la enseñanza órfica, o si al «orfismo» se le llamaba así por ser un culto que practicaba orgías y ritos a un dios «oscuro». Tampoco se sabe si esa oscuridad se refería a que los ritos se efectuaban a puertas cerradas, o porque el dios, tal vez, sería negro. Lo cierto es que la ideología órfica sirvió de base a los más nobles sistemas de teología, en los cuales se destacaron Pitágoras y Platón.
En Grecia el orfismo era abierto, ya que consistía en una religión y un culto a la Historia Divina de una multiplicidad de dioses, la cual con el tiempo llegó a ser denominada «mitología griega». La generalidad rendía tributo a los Dioses, simplemente. Los auténticos órficos alegaban que cada una de sus divinidades simbolizaba, o un Principio Divino, o una Ley Inmutable, o una Facultad de la Mente Universal, o sea que es la pura y avanzada comprensión de los Rayos, Las Llamas, La Hueste Angélica, la Jerarquía Blanca y los Seres Cósmicos, tal como los conocemos hoy en la Actividad YO SOY.
El simbolismo es un irritante de la mente, la cual busca urgentemente una explicación; y a medida que los intelectuales griegos se iban dando cuenta de que su mitología era una especie de Gran Adivinanza que ocultaba importantísimas verdades espirituales, se entregaban a descifrar el rompecabezas con alma, vida y corazón. El resultado fue el estímulo y despertar de las facultades del pensamiento abstracto, desconocido hasta entonces. Por lo cual se estableció la Gran Era de Oro de intensa actividad intelectual espiritual que produjo, en trescientos años, casi seiscientos filósofos que cambiaron la vida intelectual de todo el Planeta.
En Egipto crecía paralelamente la enseñanza esotérica con su Astrología y su magia astral, denominada Geometría, reservada exclusivamente a sus hierofantes y discípulos. Gradualmente se iba infiltrando en otros países, por conducto de estudiosos que, como Pitágoras, lograban ingresar en esa escuela, a fuerza de tenacidad. Pitágoras se instaló en las gradas del edificio hasta que después de siete años se le permitió ingresar. En Palestina imperaba la religión monoteísta.
Platón fue uno de los órficos que adaptó las doctrinas esotéricas a su Filosofía.
Saint Albans
Vino al mundo el Maestro Jesús y divulgó su enseñanza cristiana, metafísica pura, rompiendo así la cáscara hermética del hebraísmo. Aunque los Apóstoles y Evangelistas diseminaron la Enseñanza Cristiana, por orden de su Fundador (después de la Ascensión del Cristo) costó muchísimo y corrió mucha sangre antes de que se pudiera arraigar, como bien se sabe. El que le dio el mayor impulso fue Pablo de Tarso, médium, clarividente y clariaudiente —hoy en día el Ascendido Maestro Hilarión—, que aunque no conoció siquiera al Maestro Jesús, le oyó la voz y tuvo de Él una gran manifestación en el camino de Damasco.
El «Hilo de Ariadna» que nos va a ir llevando, y persiguiendo, la trayectoria del Maestro Saint Germain a través de sus reencarnaciones en este planeta (siempre con el empeño de procurar mantener a nuestra humanidad en un mismo carril y sin desviarse), nos indica que el Maestro, después de haber venido en el vehículo de San José, para encauzar y proteger la vida de Jesús, fundador del cristianismo, o sea el próximo paso en el Sendero Espiritual, encarnó en un niño anglo romano en plena época de martirios y torturas de cristianos, con el fin de llevar sus potentísimas vibraciones hasta los confines del imperio de Roma, en la ciudad de Verulamium, situada en lo que es hoy Hertfordshire, Inglaterra, a veinte minutos de Londres.
La isla que, andando los siglos, llegaría a ser el último, y el más grande de los imperios del planeta Tierra, tuvo que ser la cuna de ese niño que llevaría el nombre de Albano (Albans) que llegaría a ser monje benedictino y que sería el primer mártir de Inglaterra. Era el año 303 de nuestra Era.
Alguien, no se sabe si fueron sus fieles seguidores o si fue la Iglesia Cristiana, más tarde, hizo marcar el sitio del martirio, levantando una abadía que nombró «Saint Albans».
Andando los siglos, en el año 757, Inglaterra se encontraba dividida en pequeños reinados. En uno de éstos, llamado Mercia, su Rey, Offa encontró las reliquias del mártir y erigió un monasterio benedictino en su honor. Este monasterio llegó a ser una de las casas más importantes de la Orden.
Finalmente, en el año 1077, fue construida una catedral gótica con los auténticos ladrillos de la antigua ciudad de Verulamium. El día 17 de junio se celebra el día de Saint Albans en Inglaterra, en nuestros días.
Proclus, el neoplatonista.
En los altos círculos filosóficos se dice que «EL GERMEN DE TODA IDEA, AÚN LAS IDEAS CRISTIANAS, SE ENCUENTRA EN PLATÓN».
A medida que iba tomando cuerpo la ideología cristiana, iba decayendo lo que la Iglesia llamó «paganismo», o sea el orfeísmo y el esoterismo, del cual era el exponente principal Platón. Un siglo después de Saint Albans, nació en Bizancio, Proclus (Proclo), en el año 410 A. D.
La historia dice que entre la muerte de Plotinus (27 anno Domine) y el nacimiento de Proclus ocurrió el crecimiento de la religión cristiana y la decadencia del clásico mundo pagano, añadiendo que Proclus vino a restaurar la tradición esotérica.
NEO-PLATONISMO viene del griego «neos» o nuevo, o sea que renueva el platonismo. Proclus estudió en Alejandría y en Atenas. Fue un seguidor de Plotino, quien representa «La Reforma de la Idea DEL UNO».
El platonismo fue renovado varias veces en la historia. En el Renacimiento (Siglo XV), en la Escuela de Cambridge (Siglo XVII) y continúa siendo hasta nuestros días una corriente filosófica fundamental en las ideas espirituales modernas.
Ese PLATONISMO, es el anhelo místico de expandir la conciencia para poder entrar en contacto con los seres divinos, directa y personalmente.
Te va a asombrar la similitud del NEO-PLATONISMO de Proclus, y la Metafísica moderna. Verás claramente que el Maestro renació en los lugares estratégicos para enderezar el camino cada vez que se torcía, o para señalar nuevas rutas a aquéllos que las anduvieran buscando.
El Neo-Platonismo decía: «La Unidad es una realidad. La Diversidad es una ilusión. Buscad la Unidad detrás de la aparente Diversidad».
El Neo-Platonismo estudia Principios Universales, por lo tanto, acepta a todos los dioses integrados en el Dios Uno. A todos los hombres como UNA Humanidad.
La Gran Verdad Neoplatonista es que toda vida es UNA, y con esta convicción en el corazón, y los más nobles pensamientos, se hace una contribución positiva a la hermandad universal.
El Neoplatonismo enseña la comprensión pero no la aceptación de lo inferior, ya que la comprensión trae la apreciación sin límite. EL NEO-PLATONISMO ACONSEJA LA MODERACIÓN EN TODO LO QUE SE POSEE, PARA PODER GOZAR PLENAMENTE DE LO QUE SE POSEE, YA QUE TENER DEMASIADO EMPOBRECE EL GOZO.
El Neo-Platonismo enseña que pertenecer a una Secta trae dogmas y los dogmas son limitaciones en las ideas. El sectarismo es una fuerza limitadora.
El Neo-Platonismo dice que se debe buscar el Bien en todo. No es que todo Bien sea agradable. Por ejemplo, es bueno estar infeliz cuando se desobedece una Ley Universal. Es bueno recibir un mal si hemos hecho ese mal a otros. Es bueno sentirse enfermo si se han desobedecido las leyes de la salud. Es decir, las cosas tal como estén, son buenas.
El Neo-Platonismo ordena que una vez que el punto de vista primario es comprendido y aceptado, el estudiante se convierta en instructor de otros.
Por eso, el Neo-Platonismo es especialmente práctico en nuestros tiempos.
Los intelectuales griegos decían que Proclus era un protegido de los Dioses. Que Minerva lo había recibido en su nacimiento, y que lo había protegido durante toda su vida. Naturalmente, como toda secta, toda enseñanza y toda religión contiene una parte de la Verdad; al no más iniciarse una división de las conciencias, viene un «Avatar», un Maestro o un Profeta, siempre un voluntario, como antes dijimos, para «enderezar» lo desviado.
Proclus refería que muy jovencito se le había aparecido Minerva, y le había aconsejado estudiar Filosofía. Además, habiéndole dado una enfermedad que ningún médico supo diagnosticar, estando toda la familia reunida esperando su muerte, entró un joven radiante de cuya cabeza salían rayos de luz. Acercándose a la cama, le puso un dedo en la frente y pronunció su nombre, «Proclus». El niño se curó al instante y el joven se desvaneció.
Bajo semejante dirección divina, Proclus iba estudiando según la inclinación de su propia mente. Su capacidad intelectual era de las más altas. Él mismo sabía que estaba destinado a ser sucesor de Platón.
Viajó a Egipto, estudió con un célebre retórico, y luego entró en la escuela de los hierofantes donde fue instruido en los misterios de la religión esotérica. En Alejandría estudió con filósofos griegos, matemáticas con Hero, un hombre de profunda espiritualidad y versado en los misterios de los números. Luego quiso estudiar doctrina aristoteliana con el Maestro Olympiadoro quien se impresionó tanto con las capacidades de Proclus, que le ofreció su hija en matrimonio para que no se alejara de Alejandría. La muchacha era una gran filósofa, por supuesto, pero Proclus, guiado por su mentora divina, continuó preparando su mente en la disciplina platónica.
Habiendo cumplido veinte años, Proclus se fue a Atenas, la ciudad guardiana de la Filosofía, y fue puesto en contacto con Syriano, el sabio más destacado del momento, experto en las doctrinas de Orfeo, Pitágoras y Platón. Luego pasó a estudiar con Plutarco que, aunque estaba muy anciano y ya no aceptaba discípulos, sin embargo aceptó a Proclus como pupilo y le tomó un afecto tan entrañable que lo invitó a hacer su residencia con él hasta que le acaeció la muerte dos años después. Dejó instrucciones nombrando a Syriano su sucesor en la educación de Proclus.
Ya habiendo absorbido los misterios menores, Syriano lo inició en la Disciplina Sagrada de Platón. De esta manera alcanzó su plena estatura de sucesor de Platón, por una progresión ordenada, y por los méritos de su propia mente. A los 28 años era un reconocido dirigente entre los platonistas y había escrito un gran número de obras, incluyendo un sabio comentario sobre el Timeo de Platón.
Proclus no comía carne animal, pero aconsejaba a los demás comerla ocasionalmente para la fuerza física. Ayunaba una vez por mes y celebraba la luna llena con abstinencia, en lugar de festejos como era la costumbre. Era un abogado del sentido común en cuanto a todo lo que se debía seguir con respecto al cuerpo físico. Para los estudiantes de Filosofía recomendaba una dieta liviana, ya que los alimentos pesados, la digestión cargada, interfiere con el despejo mental que se necesita para establecer contacto místico con las divinidades.
Proclus sucedió a Syriano como Director de la Escuela Neoplatonista de Atenas, el año 450 A. D. De allí en adelante se dedicó por entero al misticismo platónico.
Los cristianos estaban rápidamente socavando los misterios griegos, y el odio que profesaban hacia él lo obligó a buscar refugio en Asia Menor. Merinus, un discípulo de Proclus, describe ese odio como «un ataque de buitres». Estuvo en Ley, ya que esto lo obligó a estudiar los misterios de la filosofía de Oriente. Después de un año enriqueciendo su acopio filosófico, Minerva lo envió a regresar a Atenas donde permaneció el resto de su vida.
Proclus era tolerante con todas las religiones. Se unía a todos los ritos y celebraciones de los diferentes dioses. Opinaba que las diferentes creencias honraban a los mismos dioses bajo diferentes nombres. Llegó a los 75 años. Tenía un gran círculo de amigos unidos en una hermandad pitagórica. Murió en Atenas y fue sepultado cerca de su Maestro Syriano. Su vida activa la terminó a los setenta años. Su muerte fue anunciada por una serie de perturbaciones celestes incluyendo un eclipse solar.
El epitafio de su lápida fue escrito por él mismo. Quiso un entierro sencillo, sin las acostumbradas «lloronas». Murió en el año 485.
La Escuela Platónica de Misticismo cesó como movimiento separado, y la corriente de su pensamiento se mezcló con la corriente creciente de la metafísica cristiana.
Yo, Proclus, habiendo pagado la deuda a la naturaleza, en el polvo de Lycia he de quedar. El gran Syriano formó mi juventud y me dejó su sucesor en la Verdad. Una tumba en común tienen nuestros cuerpos, y en las Planicies Etéricas un común lugar nuestras dos almas.
Roberto el monje
Nos ocurre algo extraordinario, y es que no sabemos cuál de dos ROBERTUS escoger para decidir cuál fue el Maestro Saint Germain. Vamos a relatar lo que se sabe de ambos, y tú decidirás cuál te parece el más indicado.
El primero de los dos, Robertus de Torigny, monje, nació en el año 1110. Fue prior de Bec primero, luego abad del Mont Saint Michel.
Escribió crónicas históricas que cubrían un período desde el año del Señor 385, hasta el año en que murió, en 1186. La historia refiere que sus escritos fueron de gran valor para la historia anglonormanda, al tiempo que también lo fueron por tratar de asuntos continentales. Es pertinente que este ego pudiera recordar los sucesos de sus dos vidas anteriores, una ocurrida en los años de 303, que coincide con la Historia que fechó «385», la segunda en el próximo siglo, o sea muy cercana a la anterior; y luego, el dato de que era valiosa para la historia anglonormanda Albano residió en el Sud-Oeste de la Isla que, siendo posesión romana, fue invadida por los normandos.
El segundo, ROBERTUS DE AUXERRE, monje, nació en 1156, murió en 1211.
El abad del monasterio de Saint Marien, donde ingresó, le exigió que escribiera una historia universal que abarcara el período entre la creación del mundo y el año 1211, año en que esto ocurría.
Robertus de Auxerre se volvió una autoridad de la historia entre los años 1181 y 1211, año en que murió. Después de su muerte otros escritores continuaron la labor, pero la historia de Robertus de Auxerre fue constantemente utilizada por todos los demás historiadores. El manuscrito original se conserva siempre en Auxerre.
El «Hilo de Ariadna» nos dice que es típico del Maestro Saint Germain comenzar algo y convertirse en autoridad de ello. Si éste fue nuestro Amado Maestro, algo muy grande debe haber en ese fragmento, que hizo encarnar a un ser y vivir solo cincuenta y cinco años, ¡justo el tiempo para efectuarlo!
Roger Bacon: el monje médico
Conocido por «DOCTOR MIRABILIS», nació en Somerset, Inglaterra, en el año 1294. Grandes cosas venía a hacer el Espíritu del Maestro. Volvía a nacer para actuar en Órdenes Religiosas (nos dice el «Hilo de Ariadna») cuando tenía la Inquisición setenta años actuando y había que poner un contrapeso. Nació en Inglaterra, donde no entró la Inquisición, con toda la intención de defender a capa y espada el desarrollo esotérico que él —en la persona de Proclus— había restablecido en la tradición religiosa. La Inquisición quería a toda costa aniquilar y desaparecer, desacreditando y quemando vivo a todo el que manifestara poseer, ni más ni menos que ¡los dones del Espíritu Santo! Tildando de «brujerías» todo lo que no fuere dogma y fanatismo.
Naturalmente era un muchacho notable por su gran precocidad. Escogió su cuna en el hogar de un rico granjero que le pudiera permitir dedicarse a todo lo que se le antojara estudiar, y nació con una gran avidez por los estudios. El granjero que creyó lograr un hijo varón que llevara el arado, se encontró que le era imposible obligar a su hijo a ninguna otra cosa que no fuera los libros. Lo llevó donde el cura del pueblo quien lo aceptó gustoso; pero pronto se formó tal conflicto entre el padre, el hijo y el cura, que Roger se fugó de su casa y fue a refugiarse en un monasterio franciscano donde pudo entregarse a sus estudios. Con el tiempo los frailes franciscanos lo enviaron a Oxford a completar su educación, y más tarde a París.
Entre tantas otras cosas, estaba en Ley que Roger se interesara en las Ciencias Ocultas, y pronto adquirió grandes conocimientos en magia blanca, como se les dice hoy.
Para esto había encarnado el Espíritu de Saint Germain, y Roger Bacon se dio a conocer por siempre como el Frater del Ocultismo. En compañía de Alberto el Magno, Obispo de Ratisbonne, alquimista, cientista y mago, y el tutor de éste, Tomás de Aquino, sabio, logista, severo metafísico y mago, practicaban no solamente la alquimia sino lo que entonces se llamaba «ciencias experimentales», pero que no eran otra cosa que a lo que hoy se le dice «brujerías», lo cual, a su vez consiste en la colaboración de Elementales del Plano Psíquico, en lo cual eran expertos Moisés y los hierofantes egipcios.
Además de esto, Roger Bacon se destacaba en química, matemáticas, astronomía, metafísica, biología con especialización en la multiplicación de las especies, en ingeniería, construcción y ciencias mecánicas por las cuales anunció la posibilidad futura de barcos sin remos, de coches sin caballos, de máquinas para volar que luego fueron un hecho. En medicina mereció el título de DOCTOR MIRABILIS por su obra «De Mirabilis Potestate Artis et Natura».
Descubrió los lentes convexos para telescopios y para corregir la presbicia. Su nombre será siempre asociado con la pólvora que ayudó a descubrir. Sus experimentos en la química lo llevaron, por supuesto, a investigar la «Piedra Filosofal» y de allí a la Purificación del Oro y al Elixir de Vida solo había un paso. Por efectos de la purificación del cuerpo, con la ayuda de ciertas yerbas apropiadas y un conocimiento de los astros, compuso el líquido que luego, (cuando actuó en la corte de los Luises) mencionó como razón de su longevidad.
Roger Bacon era un luchador por la libertad de pensamientos, y en una era de tanta ignorancia, todas estas cosas eran vistas con profunda sospecha, hasta el punto de terminar con la persecución por los Hermanos de su propia Orden, quienes al fin lo echaron a la calle por rebelde y revolucionario. Pero para esto precisamente había encarnado ese Ego y se fue a refugiar en París, donde había hecho sus estudios. Sin embargo, allí se encontró bajo un régimen de represión y apeló al Papa Clemente IV quien expresó el deseo de poseer copia de su obra. El fogoso franciscano logró insultar a todo el mundo inclusive a Alberto el Magno y a Tomás de Aquino a quienes catalogó de ignorantes e iletrados en Filosofía y Metafísica, como también a sus confráteres los franciscanos y los dominicos. ¡No en vano es nuestro Patrón y Avatar de la Nueva Era!
Después de tanta conexión con órdenes y países de lengua latina, ya no escribía en otro idioma que en latín, y, a pesar de grandes problemas económicos logró terminar sus obras: «Opus Maius», «Opus Minus» y «Opus Tertium». Éstos encontraron favor con Clemente IV y le fue permitido regresar a Oxford para continuar sus estudios científicos. Allí escribió un compendio de Filosofía en el cual manifestaba el error entre las relaciones de la Filosofía y la Teología. Esto desagradó tanto a las autoridades eclesiásticas que lo encarcelaron y le quemaron todos sus libros.
Con relación a su tiempo, el nivel intelectual de Roger Bacon era de suma altura. Él fue el primero en propugnar que la observación y la experimentación eran indispensables para alcanzar conocimientos científicos en las Ciencias Naturales, o lo que es lo mismo, que no se pueden estudiar los fenómenos psíquicos (léase magia y brujería, espiritismo, etc.) sin experimentarlos.
En una ocasión estaba el Rey visitando a un noble señor de Oxfordshire, y conociendo la fama del monje Bacon, el Rey expresó su deseo de conocerlo. El señor del castillo envió un mensajero a buscarlo a Oxford. Roger asintió y le dijo al mensajero: «Salga usted adelante y anúncieme, aunque mejor le predigo que yo llegaré antes que usted donde el Rey». El mensajero se rio y le hizo la apuesta que él llegaría pronto, ya que no eran sino apenas unas cinco millas. Sin embargo salió de inmediato, el monje poco después.
Roger llegó donde el Rey quien le dio la bienvenida y le pidió que le diera a él y a su Corte una manifestación de sus habilidades. Roger aceptó cortésmente y le contestó al Rey:
—Le daré gusto a varios de vuestros sentidos, Majestad. Diciendo lo cual sacó una varita llamada «de virtud», hizo unos movimientos en el aire. De pronto se oyó una bella música que venía del éter. Haciendo otros gestos, hizo aparecer un grupo de bailarines quienes formaron un precioso ballet al son de la música. Volvió a gesticular Bacon y se esparció un delicioso perfume por todo el ambiente.
Desapareció el cuerpo de baile y apareció una mesa colmada de los más deliciosos manjares. Comieron todos los personajes presentes y Bacon se dirigió al Rey para saber si aún deseaba ver algo más de su magia. El Rey se mostró satisfecho y le instó a que pidiera algún favor a su vez. Roger le contestó que no deseaba otra cosa que encontrar el favor de su Rey. Éste le aseguró el amor de su Corte y el de Él mismo y le hizo el don de una preciosa joya.
Al darle las gracias, Bacon le comentó: «Al que no veo aquí es al mensajero por el que Su Majestad envió a buscarme». Todos los cortesanos voltearon a buscarlo por todas partes con la mirada, y de pronto uno de ellos exclamó que allá lo veía venir. Se presentó en efecto el mensajero, pero tan destartalado y tan molesto que al verle lanzó una imprecación de ira. Para apaciguarlo Roger le dijo: «¡Tengo una manifestación especial para usted, amigo, mire!», y diciendo levantó uno de los cortinajes del salón, descubriendo una de las ayudantes de cocina, cucharón en mano y asustadísima por haber sido descubierta.
—Pero, agregó Bacon, como no estoy a punto de saber cómo anda usted de dinero, voy a hacerle el favor de costearle el viaje hasta su casa, de usted, a esta amorosa chiquilla, y se desapareció la muchacha.
Esto es una muestra de los espectáculos que gustaban en aquella época, y que practicaban los trovadores y actores de la Edad Media. Se lograban con la colaboración de los Elementales del Plano Astral, o psíquico, pero acarreaban un gran peligro, y es que UNA VEZ QUE SE LE ABRE LA PUERTA A LOS ELEMENTALES, ES MUY DIFÍCIL DESALOJARLOS Y QUE REGRESEN A SU PLANO. Por esta razón perduraron tanto tiempo los encantamientos de castillos, los aparecidos en lugares muy antiguos; dondequiera que se hablaba de una casa encantada, o de cuentos de aparecidos, de fantasmas, o de personas que «vendían su alma al diablo» u otros favores, ocurría porque había habido espectáculos y ocurrencias en esos lugares. Aquellos Elementales a quienes se les abría la puerta astral, no querían volverse a ir del plano físico. El «diablo» no era sino un Elemental que se presentaba en forma y con aspecto terrorífico y que ofrecía todas las maravillas para engatusar a los incautos con el fin de que se le abrieran de par en par las puertas del plano físico.
Tal es el relato de un caso típico en que actuó Fray Roger Bacon. Un hombre estaba acribillado de deudas y un Elemental trajeado de diablo le ofreció grandes sumas de dinero para salvarlo, siempre que le prometiera entregarle su alma después de haber pagado todas sus deudas. Como era de imaginar, el hombre pagaba y pagaba pero no tenía ninguna prisa de terminar de liquidar todas sus deudas. Llegó al fin el momento en que no podía hacer esperar más tiempo a sus acreedores, y su desesperación era tal que iba a quitarse la vida, cuando Fray Bacon le detuvo la mano y le preguntó el motivo de aquello. El hombre le refirió los hechos y el monje le contestó:
—Vaya al lugar de la cita con el diablo, pero niegue todo lo que él le reclame. Si continúa reclamándole, insista en nombrar un juez, y sobre todo insista en que sea el primer hombre que pase por allí.
El hombre procedió tal como se le había dicho, y cuando el diablo insistió diciéndole: «Tu alma me pertenece ahora y yo insisto en que me la entregues», el hombre repuso: —Yo insisto en que interfiera un juez. Vamos a detener el primer hombre que pase por aquí—.
—Muy bien, repuso el diablo, y esperaron unos minutos. Pasó Fray Bacon, como lo esperaba el hombre, y deteniéndolo le explicó la situación. El Diablo también le dirigió la palabra a Fray Bacon diciéndole: —La condición era que una vez terminado de pagar a sus acreedores, me pagara a mí, entregándome su alma. El tiempo ha expirado. Ya ha pagado todo.
El monje contestó: «Está claro como el día, siempre que sea verdad que ya pagó todas sus deudas».
—Pregúnteselo a él mismo —dijo el diablo—. El hombre convino en que eso era la verdad. Entonces Fray Bacon continuó: «¿Dígame, buen hombre, usted no le ha entregado nada aún al diablo?».
—Nada, señor.
—Entonces —contestó el monje— no le dé usted ni un centavo y quedará libre. El convenio fue, dijo dirigiéndose al diablo, que usted respetaría a este hombre mientras debiera algún dinero. Pues entonces, ¿cómo va usted a molestarlo si le debe a usted todo lo que le entregó? Yo le ordeno a usted que desaparezca, ¡por la Santa Cruz!
El diablo desapareció en un relámpago y el fraile volviéndose al hombre le recomendó que jamás le pagara un centavo al diablo.
Poco a poco se fueron arrepintiendo las gentes por haber inmiscuido a los Elementales en asuntos del Plano Físico y se fue regando la especie de que «traía mala suerte» aquello de invocar a los espíritus en el llamado «espiritismo».
Almas valientes y estudiosas como la de nuestro Amado Maestro se encargaron de enseñar la Verdad a través de los tiempos.
El monje Roger Bacon estuvo encarcelado durante catorce años. Fue al fin puesto en libertad, pero murió a los dos años, en el 1294.
Christian Rosenkreutz.
Nació en el año 1378, murió en el año 1484.
Alemán, noble, huérfano, fue educado en un Monasterio donde aprendió el latín y el griego.
La religión de Cristo estaba siendo muy mal entendida y pésimamente enseñada. Evidentemente el Adepto venía a enderezar esa carga. A los 17 años se fue del monasterio en compañía de un frater y viajaron a Damasco, a Jerusalén, a Arabia, a Egipto, a Marruecos y a España.
A la gran pena de Christian, su frater murió en Chipre. Sin embargo resolvió continuar viaje solo. Llegando a Damasco se enteró de un círculo secreto de teósofos que habitaban la ciudad de Damcar. Se encaminó hacia ésta dirigido por ciertos árabes. Llegó el día en que cumplía 16 años. Fue recibido graciosamente y le fue anunciado que hacía tiempo que se le estaba esperando. Para comprobarlo, los hermanos le refirieron varias escenas de su vida. Eran expertos en las artes mágicas y el joven decidió permanecer con ellos.
Procedieron de inmediato a iniciarlo en ciencias ocultas. Aprendió el idioma árabe y tradujo el libro «M» al latín. Después de tres años de instrucción mística y de acuerdo con las instrucciones de los hermanos, dejó la ciudad misteriosa y se trasladó primero a Egipto y luego a Fez. Allí se conectó con otros Maestros que le enseñaron la mejor forma de invocar a los espíritus elementales. Terminado su período iniciático en Fez, a los dos años se trasladó a España donde intentó convencer a los doctos del error en que se hallaban, pero los eruditos se rieron de él y le participaron que ellos habían aprendido las «artes negras» con un Maestro muy superior a él, o sea con el propio Satanás en la Universidad de Salamanca.
Lleno de noble indignación se sacudió el polvo de España y fue a otros países donde, lamentablemente, encontró el mismo trato. Al fin se refugió en su país de origen y permaneció allí recluido en la soledad, escribiendo.
Después de cinco años de una vida de ermitaño resolvió que el que ha logrado alcanzar la trasmutación de los metales y la manufactura del elixir de vida, sin duda estaba destinado a un más noble propósito que el de rumiar en la soledad. Por lo menos ésas eran las opiniones de los que lo rodeaban. No sabemos las disposiciones de la Jerarquía Cósmica que lo dirigía.
Poco a poco reunió en su contorno los miembros que iban a formar la Orden Rosacruz. Cuando el número llegó a cuatro hermanos, inventaron un lenguaje mágico y un diccionario colmado de la Sabiduría Oculta y titulado TODO LO QUE EL HOMBRE PUEDA DESEAR, PEDIR Y ESPERAR. Tradujo al latín la sabiduría de Salomón, de Moisés y de Enoch y fundó la primera de las Sociedades de la Rosa Cruz, que fue llamada LA CASA DE SANCTUS SPIRITUS.
Cuando ya eran ocho hermanos decidió separarlos para que recorrieran mundo fundando Capítulos de la Orden en ocho diferentes países. Convinieron en que la Orden debería permanecer secreta durante cien años.
A su tiempo C. R. C. murió y fue sepultado en una de las casas secretas de la Orden. Los miembros originales desaparecieron y no fue hasta la tercera generación de sucesores que, durante unas reparaciones, apareció la tumba en una cripta oculta. Estaba inscrita con caracteres mágicos, y según la historia de la Orden, «Iluminada con el Sol de los Magos».
El cuerpo se encontraba en perfecto estado de conservación, como ocurre con todo iluminado cuyas células limpias se llenan de luz, y por lo tanto no pueden corromperse. En el sarcófago había documentos de gran valor para la Orden, y que esclarecían las confusiones que estaban molestando a los diferentes capítulos, los cuales alegaban que el tal Christian Rosenkreutz era seguramente un impostor o un símbolo, ya que cada Capítulo se consideraba la Casa Original. Uno de los documentos disponía la divulgación de los propósitos de la Orden por medio de una circular invitando a la iniciación a toda persona preparada y sincera.
En el año 1614 los filósofos y alquimistas del pueblo de Cassel en Alemania, fueron sorprendidos por la publicación de un panfleto circular que llevaba el título de FAMA FRATERNITATIS, u opinión fraternal de la Meritoria Orden de la Rosa Cruz, dirigida a los eruditos en general y a los cabezas de Gobierno en Europa.
Era un mensaje de algunos Adeptos anónimos profundamente perturbados por la condición de la humanidad, y que ansiaban su regeneración y su perfeccionamiento. Proponía que todos los hombres sinceros se unieran para establecer una síntesis científica para encontrar el sistema perfecto para el desarrollo de las «artes» (ocultas). Abogaba por la terminación de todas las discordias y conflictos entre los intelectuales de la época, y también la disolución de las autoridades con sus teorías anticuadas. Hacía hincapié sobre el hecho de que, así como la religión había sido reformada y aseada, igual destino le correspondía ahora a la ciencia. Proponía que todo esto fuera dirigido por una Hermandad de Iluminados, Hijos de la Luz, quienes habían sido iniciados en los misterios del Oriente por un alto miembro de la Jerarquía de Adeptos, y estaban capacitados para llevar la Era a su Perfección. Esta circular tuvo siete ediciones en tres años.
Christian Rosenkreutz trabajó con los alquimistas por el mismo espíritu que repudia la religión ortodoxa, que huyen de los dogmas y la esclavitud, y viene a implantar la libertad de los Hijos de Dios en alguna forma nueva.
Los hermanos de la Orden Rosa Cruz admitían que el espíritu del fundador estuvo en continuas existencias físicas, tomando un cuerpo nuevo cada vez que sus vehículos habían perdido utilidad, o para cambiar el campo de sus actividades, lo cual concuerda con la comunicación del Maestro Saint Germain respecto a su ocupación de más de cuarenta «Cuerpos Prestados».
Francis Bacon (1561)
La historia lo declara hijo de Sir Nicolás Bacon y Lady Anne Cooke; pero las murmuraciones de la corte anunciaron que había nacido hijo de Isabel I de Inglaterra y del favorito de los favoritos, Sir Robert Dudley, Conde de Leicester.
Francis Bacon nació en el año de 1561; y hay que recordar primeramente, que el año anterior, o sea en 1560, la reina y Dudley hicieron varios intentos de unirse en matrimonio secretamente. Todos los intentos fracasaban porque la reina dejaba de acudir a las citas clandestinas. En la última de éstas, habiendo ella prometido solemnemente que acudiría, Dudley se cansó de esperar, y ya cayendo la noche, despidió al juez y se disponía a retirarse cuando llegó la reina. Se había apresurado únicamente para decirle a Dudley que la disculpara, pero que inconvenientes insuperables de la Corte le habían impedido cumplir su palabra y lo habían estropeado todo.
La reina entró al coche, blindado de cortinajes, y juntos desaparecieron en la noche. Al día siguiente, como si tal cosa, la reina recibía en su despacho los asuntos de su reino, pero a los pocos meses «surgió» la estratégica moda del talle puntiagudo y rígido como una tabla que bajaba del pecho, entre voluminosos «polissons» de cada lado y sobre las caderas, todo atrevidamente diseñado como para disimular un embarazoso embarazo.
La reina había, al fin y al cabo, desistido de toda idea de matrimonio. Isabel valoraba demasiado su derecho de reinar a su antojo y sin interferencia, y continuó apodándose «la Reina Virgen». Para poder continuar esta farsa (en la hipótesis de que el niño Francis fuera de ella), había que entregarlo en adopción a algún cortesano. Más adelante veremos cómo todo iba comprobando la verdad; la Verdad que siempre está a la vista del que «tenga ojos para ver».
Francis Bacon nació, pues, en el año 1561, como quien dice, por esos mismos días. Resultó ser lo que tenía que ser, un muchacho excepcionalmente inteligente. Entró a la Universidad de Trinity a los doce años de edad y a Cambridge tres años después. No había cumplido los 16 años cuando ya le había tomado aversión a la filosofía de Aristóteles. La encontraba estéril y desprovista de todo lo que pudiera beneficiar prácticamente la vida del hombre.
Al terminar en las universidades, los señores Bacon lo enviaron a París, bajo la tutela del embajador inglés, para estudiar política y diplomacia. Allí se interesó en la ciencia experimental, emitiendo un concepto radicalmente nuevo sobre el objetivo del saber humano, y expresando que en la antigüedad el único fin era el de descubrir nuevos argumentos verbales, en cuanto que la ciencia moderna buscaba vencer y dominar la naturaleza arrancándole sus secretos, no por medio de eternas palabrerías, sino por la experimentación; la unión de la teoría y la práctica; el conocimiento y la técnica. Como verás, era el mismo objetivo que lo impulsaba a través de todas sus vidas. Comenzaba ya a escribir su magna obra, «Instauratio Magno de Dignitatis Scientiarum» destinado a devolverle al hombre su autoridad sobre la materia. El «Hilo de Ariadna» nos sigue señalando el temperamento del Adepto en su costumbre de producir todos sus escritos en latín, y en su empeño de llevar a la humanidad a dominar y a libertarse de toda atadura y represión.
La muerte de Sir Nicolás Bacon lo obligó a regresar a Londres donde encontró que el testamento de su padre le adjudicaba la parte flaca del «hijo segundón», y lo forzaba a ganarse la vida. Se entregó al estudio jurídico.
Francis Bacon pasó veinticinco años de su vida a la sombra de Lord Burghley, tío de él por parte de su madre, el cual lo obstaculizaba y lo humillaba sistemática y constantemente y en forma tan marcada que daba a pensar que le había sido entregada la tutela del joven para que lo mantuviera, no solamente vigilado, sino dominado y reprimido. Todos los intentos de Francis para lograr su situación apropiada en la corte fueron infructuosos. Se diría que la Reina Isabel no tenía otro empeño que el de un pasado desafortunado. Al fin, tal vez forzado por las habladurías cortesanas y las suposiciones desfavorables para la Reina y su agente Burghley, éste le obtuvo un asiento en el Parlamento; pero toda idea de que pudieran aprovecharlo como instrumento dócil fue disipada. Lo primero que hizo el joven fue colocarse en la oposición contra una petición real que surgió. Esto, por supuesto produjo la desaprobación de la reina y del tío Burghley y no hubo más favores.
Sin embargo resultaba casi imposible reprimirlo, ya que los múltiples talentos de Francis, sus trabajos científicos y literarios, aún en los momentos de mayor lucha contraria, engrandecían su reputación. En 1605 publicó su «Avance del Conocimiento Divino y Humano» que constituía la primera parte de su «Instauratio Magno», el cual iba a dar al mundo un nuevo sistema de aprendizaje y pedagogía.
Con Francis Bacon comenzó otra vez la Edad Moderna de la Filosofía. Al Organon de Aristóteles, él opuso su Novum Organum. Así como Proclus había restaurado el neoplatonismo, Francis Bacon hizo renacer por cuarta vez en la historia del intelecto humano el platonismo y el neoplatonismo, liberando los intelectos de su tiempo de las discordancias de las teologías aristotelianas. Lord Bacon era Rosacruz. Llegó a ser imperator de la Orden.
La Vox populi continuaba murmurando acerca de Francis Bacon y se aseguraba que las comedias habilísimas que lanzaba un tal William Shakespeare, no eran sino de Francis Bacon.
El que firmaba las obras, o sea el William Shakespeare que en ellas aparece, era hijo de un granjero de Stratford on Avon. No era exactamente un campesino ya que había desempeñado algunos cargos municipales en dicho pueblo, pero tampoco era persona que pudiera dispensarle a su hijo la suficiente cultura para que éste se expresase en los términos poéticos y eruditos del teatro shakesperiano. Tampoco podría el hijo del granjero conocer la vida cortesana y nobiliaria, ni mover en ella sus personajes con la familiaridad y soltura que evidencian las mencionadas obras.
El William Shakespeare que firmaba las obras se ganaba la vida trabajando de portero en un teatro. Algunas veces, y debido a una emergencia, desempeñaba algún papel insignificante. No es difícil deducir que Francis Bacon aprovechara la amistad para llevar sus obras al teatro, a través de este canal. Son treinta y pico de piezas que traen a la atención una situación humana o social, por las cuales siempre trabajó el Adepto, y por él, Francis Bacon. Treinta y pico de obras que manifiestan una continua corriente de la «Ley de la Vida» que hoy conocemos tan bien. Además, ha sido revelado por los Hermanos Mayores en Metafísica que las obras teatrales de Shakespeare contienen no menos de 500 acrósticos del nombre «Francis Bacon» y también un código cifrado aparece en una de las obras, el cual divulga la Instrucción Interior de una Escuela Iniciática de la cual Francis Bacon era miembro. Sea dicho de paso que este señor es autor de un Código Cifrado que es aun hoy en día la autoridad mundial.
A la muerte de la reina Isabel de Inglaterra ascendió al trono el rey James I, lo cual desalojó automáticamente la resistencia contra Francis Bacon, y éste fue nombrado procurador. De allí, a fiscal de la corona, a Lord guardián del Sello Real, y de allí a Canciller, todo en menos de once años, además de que simultáneamente le fue otorgado el título de Lord Verulam, y tres años más tarde el de Vizconde Saint Albans. (¡Oh Ariadna!).
Los envidiosos andaban muy industriosos. Lo atacaron, lo calumniaron y lograron encarcelarlo en la Torre de Londres. Bacon era defensor de la política del rey, y los amigos que habían servido a Isabel hubieran preferido verlo en el mismo plano humilde en que ella lo había mantenido. El rey lo liberó y lo exculpó, pero Bacon se retiró a la vida privada donde continuó escribiendo su «Instauratio Magno» y las comedias de condiciones sociales que había que corregir.
El «hilo de Ariadna» nos lleva hasta la Iglesia de San Miguel de Verulam, en la catedral de Saint Albans, donde se dice que fue enterrado el cadáver de Francis Bacon, pero que la murmuración asegura que no existe, ¡ni jamás existió un cuerpo en esa tumba!
En un Plano de Conocimiento mucho más profundo, vamos a comentar la encarnación del Adepto en el cuerpo de Francis Bacon.
Primeramente, todo niño trae en sus electrones, estampado un número, o la frecuencia vibratoria, o sea SU ecuación. Esta rata vibratoria se repite en los sonidos que componen su nombre y apellido. Para nada cuenta la «coincidencia» en el nombre que la madre desee ponerle al niño. Es su vibración la que se graba en la mente de la madre y la obliga a escoger el nombre que le corresponde a ese niño, en esa encarnación. Si por alguna circunstancia el nombre es cambiado por el padre, o los familiares, el niño sufre y sufrirá toda su vida, de múltiples tropiezos, de frustraciones y desarmonías entre su sendero y su carácter o temperamento. A veces constituye esto un grave atraso para el individuo. Con frecuencia la persona se cambia de nombre y logra restituir su encarnación al carril que le corresponde para cumplir su destino.
Las fuerzas electrónicas no saben nada de eso que en la tierra llaman «condiciones morales» o «moralidad». Solo la Ley de Atracción gravita o actúa para llevar las cosas a su punto de armonía. Si al Ego Inferior de Francis le correspondía nacer en la mujer más destacada, en el Imperio más poderoso de la Tierra, se le originó un cataclismo al imponerle un descenso vibratorio con el nombre Bacon, el cual había llevado tres reencarnaciones anteriores. No se puede repetir un paso ya superado sin traer al presente condiciones indeseables, de las cuales el Ego se ha graduado ya. Espiritualmente, intelectualmente, Francis cumplió lo que venía a hacer. Físicamente sufrió un constante trastorno hasta el punto de tener que regresar a Verulamium y al nombre de Saint Albans que le había correspondido tantos siglos antes.
Ha podido ser rey de Inglaterra, el primer Rey Metafísico y haber cambiado el giro de toda la Tierra de allí en adelante, lo cual es posible que fuera la intención de Adepto, quien tuvo luego que volver casi sin treguas. Estos trastornos ocurren más a menudo de lo que creemos posible. Muchas veces la máxima aquélla: «El hombre propone y Dios dispone» se convirtió en «Dios propone y el hombre dispone», haciendo de las suyas, «metiendo la pata» en su espantosa ceguedad; y con infinita paciencia, los Maestros y los Avatares enderezan y ajustan las cargas torcidas más allá de la Ley, si fuera posible.
¿Quién es el Maestro Saint Germain?
Como ya hemos dicho, el Maestro ha tenido otro ascenso últimamente. Después de haberle entregado a la Tierra el inmenso recurso de la Llama Violeta Transmutadora, don supremo que libera del karma, del «purgatorio», de los castigos que los hombres se proporcionan ellos mismos, de toda energía mal calificada y de toda «creación humana», por Ley del Círculo, el Maestro recibe Su Merecimiento, el cual ha sido en este caso el Título de EL DIOS LIBERTAD.
El que fue Maestro Saint Germain dijo en una comunicación anterior, «Mi nombre se desintegró con mi pasado…» y hoy ha dicho: «YO SOY el Sol de la Libertad y es mi gran privilegio expandir la causa de la Libertad en el Plano Tierra».
El Dios Libertad no fue terrícola. Es originario del planeta Urano. Los uranianos son andróginos. No se dividen en Llamas Gemelas ni en Complementos para evolucionar separadamente. La relación de la Diosa Portia con respecto al Dios Libertad, es la de una Poderosa Asistencia en las Grandes Ceremonias Cósmicas.
El iluminado escritor esotérico David Anrias, en su libro «Adeptos de los Cinco Elementos», da la explicación de eso que suele llamarse «el caos moral de estos tiempos», o sea la situación que prevalece en la juventud, consumo de drogas y homosexualidad. Brevemente, la influencia uraniana lleva a cada humano a buscar intensamente su polo opuesto en su propio Ser Interior. Momentáneamente, o sea mientras se limpie la humanidad de la acumulación de energía destructiva que la cierne, impidiéndole ver la Verdad; mientras ella busque su Todo exteriormente, ella interpretará esa influencia uraniana que ella siente pero que no comprende, en términos de que el polo opuesto radica en otro ser, con preferencia en un ser de su mismo sexo, en lugar de encontrarlo dentro de sí. Andando la Era, y como ya se ha dicho, al ir quedando limpio de la efluvia negativa, la humanidad irá viendo claro la Verdad del Ser.
En cuanto al problema de las drogas, como el Planeta Urano es de un gran adelanto, la Tierra siente su atmósfera luminosa ya que vamos girando rápidamente hacia su órbita. Sus vibraciones estimulan la imaginación, y sobre todo el deseo de trasladarse a un «más allá» de ensueño y maravillas. Las drogas producen la ilusión de ese «viaje». La juventud siempre precipitada, irreflexiva, cree que ése es el camino corto hacia la verdad y se lanza atolondradamente, sin darse cuenta de que la droga forma una necesidad imperiosa en el sistema, cada vez más imperiosa, que lleva a la ruina y las tinieblas, anulando la fuerza de la voluntad.
Para proceder a la Iniciación de la Tierra en su nuevo Plano en la órbita de Urano y la vecindad de Venus, había que consumir y disolver la efluvia de energía mal usada y que cubre la Tierra como un palio. Los Dirigentes Planetarios dieron la orden de permitir el uso de la Llama Violeta Libertadora, en la persona del Director del Rayo Séptimo, el Ascendido Maestro Saint Germain.
La salvación de la juventud y de una gran mayoría de seres humanos mayores, depende de que sea consumida y disuelta la efluvia que hemos mencionado, pues el olvido de lo que somos en realidad, primeramente, y luego la continuada ignorancia de nuestra verdad espiritual se debe a ese velo que nos impide la videncia de las Glorias que son nuestras por derecho. Deberíamos estar viviendo en la eterna juventud y belleza, la eterna felicidad, sin problemas ni males de ninguna clase, siempre progresando en el Reino del Padre, y estamos estacionados porque no vemos otra cosa que lo que nos rodea en el Plano Físico.
Es en vano que los Dirigentes Planetarios, los Maestros Ascendidos, las Huestes Cósmicas y Angélicas estén preparados para derramar todos los fluidos, toda la Luz que nos sea necesaria para ascender nuestro planeta, si nosotros no abrimos la puerta para que entren. El permiso tiene que venir de nuestra Octava. Si no viene, ni Dios mismo puede intervenir porque no puede romper Su propia Ley de Libre Albedrío.
Este librito ha sido hecho con el fin de revelar todo lo que se ha esforzado el Maestro Saint Germain para irnos llevando hacia el punto culminante de la Ascensión, la Iniciación del Planeta, ya que aquéllos que no se encuentren en estado de limpieza suficiente para convivir con sus hermanos en la órbita de Urano y la proximidad de Venus, serán retrogradados a un planeta infrahumano.
Hagamos lo que está a nuestro alcance para ayudar a limpiar la efluvia, hermanos. Hagamos lo siguiente tres veces diarias por espacio de cinco minutos:
«EN EL NOMBRE DE LA AMADA PRESENCIA “YO SOY”, INVOCO LA LLAMA VIOLETA LIBERTADORA A QUE ENVUELVA Y ENCIENDA A TODO ELECTRÓN QUE COMPONE EL PLANETA TIERRA Y TODOS SUS HABITANTES ENCARNADOS, HASTA QUE TODO Y TODOS SEAN PUROS Y RADIANTES. GRACIAS PADRE QUE ME HAS OÍDO».
Visualicen la Llama Violeta envolviendo primero nuestro propio cuerpo, luego nuestra casa, nuestro barrio, nuestra ciudad, nuestro país, nuestro Continente y nuestro planeta entero. Ayudemos a salvar a nuestra juventud y a nuestros hermanos. ¡Qué la Luz te envuelva!