Lo que me está diciendo Carmen Waugh despierta la imagen de una vasta colección de pinturas, esculturas y grabados que llenan salas y salas. Pero recuerdo a la vez que una de las preocupaciones culturales básicas del gobierno nicaragüense es la de descentralizar lo más posible las actividades en ese terreno. ¿Se podrá hacer lo mismo con Arte de las Américas?
—No sólo se podrá sino que la primera etapa acaba de cumplirse en estos días cuando en la ciudad de León se inauguró nuestra primera filial, que por ahora se llama «Sede León del Museo de las Américas». El comandante Carlos Núñez, que se ocupaba de organizar los actos de celebración del cuarto aniversario de la revolución en esa ciudad que tan valientemente había luchado contra el somocismo, me llamó para pedirme que pusiéramos a punto una filial del museo. Bueno, ya sabes el tipo de problema que uno enfrenta en Nicaragua en esas circunstancias: no hay locales, o falta toda infraestructura, o hay que reconstruir una parte del edificio…
—Sí, algo sé de eso. ¿Y de cuánto tiempo disponías?
—¡De dos semanas! Bien empleadas, te aseguro. Rechacé una primera posibilidad de local, y entonces, la gente de los centros populares de cultura de León me informaron de la existencia de una casa hermosísima situada en pleno centro, y que había pertenecido a un abuelo de Somoza, un médico que tenía allí un hospital. Incluso la gente la seguía llamando «la casa de salud». Vi el edificio y me entusiasmé, pero el problema era que estaba sirviendo de cuartel a un destacamento de milicianos. Hablé entonces con Luis Felipe Pérez, coordinador regional de la Junta de Gobierno, quien me asombró al decirme que siempre se había pensado que esa casa merecía ser convertida en museo. «Nunca lo hicimos —agregó memorablemente—, porque no sabíamos qué ponerle adentro.»
—¿Y te la dieron? —Claro que sí, pero apenas quedaban doce días y el interior de la casa estaba a la miseria. Todo el mundo «se puso las pilas», como dicen los nicas, y se procedió a techar y a habilitar cuatro grandes salas. ¿Me creerás? Yo estaba hablando a las nueve de la mañana con los compañeros de la Junta y a las dos de la tarde llegaron los primeros albañiles y electricistas, a trabajar.
—¿Qué pensó la gente de León?
—Estaban encantados con la idea de tener un museo de arte. Incluso, el día de la inauguración, aparecieron diversas personas pertenecientes a la burguesía local, nada simpatizantes con el proceso sandinista. Era la primera vez que participaban en un acto popular, y su presencia mostró de sobra lo que esa iniciativa representaba para la ciudad de León. Supongo que en Granada, donde estamos ya buscando la sede de la segunda filial, ocurrirá lo mismo. Y después llevaremos otra parte del fondo a Estelí, porque el gobierno no quiere para Managua otras prioridades que las lógicas en una capital. Llegará el día en que todos los habitantes del país podrán visitar alguna de las sedes de Arte de las Américas y la ignorancia, y el atraso en la materia pertenecerán definitivamente al pasado.