Panamá se pegaba a nuestros cuerpos — Probablemente castrado — Cualquier cosa causó ese sueño — Ha agotado los elementos del orgasmo fósil — Di con mi viejo amigo Jones — Tan mal, olvidado, tosiendo como en una película de 1920 — Voces de vaudeville confunden el aliento del amanecer sobre el lecho — Mambo tonto farfullado al revés — Casi me ahogué aguantando el aliento del muchacho — Eso es Panamá — Carne nitrosa barrida por la voz y fin del receptor — Pájaros devoradores de cerebros patrullan las ondas encefálicas de baja frecuencia — Tarjeta postal que aguarda los ciudadanos olvidados «y todas son con aguamar, Míster — Foto de la ciudad del Panamá — Tarjeta postal muerta de la basura».
La mano triste que sigue hacia atrás el camino del tiempo — La boleta de empeño genital deshojó la ropa interior rancia — Brevemente el muchacho sobre la pantalla riendo baja del todo mis calzoncillos — Murmullos de calle en Puerto Assis — Telegrama del orgasmo lanzado hacia atrás: «Pantalones de Johnny abajo» — (Aquel olor rancio de la madrugada de verano en el garaje — Las trepadoras, arrolladas entre el acero — Los pies desnudos en los excrementos de perro).
Panamá se pegaba a nuestros cuerpos desde Las Palmas hasta David en dulces aromas alcanforados de paregórico que se cuece — Quemaron la república — El boticario no abre el viernes — Los espejos de Panamá de 1910 sellados en cualquier botica — Arroja la toalla, la luz matinal sobre el café frío…
El drogado seguía fastidiándome: Borracho en St. Louis Este. Ya sabía que volverías pelado — Una vez opiómano siempre una esponja podrida — Yo conocía tu vida — Enfermo por el opio cuatro días allí.
La mesa del desayuno rancia — Sonrisita de gato — El dolor y el olor a muerte de su enfermedad en el cuarto conmigo — Tres instantáneas de recuerdo de la ciudad de Panamá — Vino un viejo amigo y se quedó todo el día — El rostro devorado por el «Quiero más» — He observado esto en el Nuevo Mundo — «¿Viene conmigo, Míster?».
Y Joselito se mudó a Las Playas durante los esenciales — Clavado en este lugar — Lagunas iridiscentes, delta pantanoso, llamaradas de gas — Las burbujas del gas de carbón seguirían diciendo «¡A ver Luckies!» de aquí cien años — Un balcón podrido de teca puesto por Ecuador.
El brujo empezó a canturrear un caso especial — Era como dormirse por el éter dentro de los ojos de una cabeza reducida — Atontado, cubierto de capas de algodón — No sé si entendiste mis últimas insinuaciones cuando traté de escapar de este mareo y atontamiento con caracteres chinos — Todo lo que quiero es salir de aquí — Dése prisa, por favor — Se apoderó de mí — ¿Cuántos planes han hecho antes de que una expedición botánica como ésta pueda tener lugar? — Ferrocarriles panorámicos — Me estoy muriendo cruz, vino, mareo — Yo repetía una y otra vez: «Las comisiones cambiaron donde el toldo se agita». Luces ante mis ojos tu voz y el extremo de la línea.
El gemebundo Panamá se pegaba a nuestros cuerpos — fui al Chico’s Bar con una boleta de empeño mohosa, aguardando en una película de 1920 una coca con ron — La carne nitrosa en ese cafetín barrido por tu voz: «Están clavando los clavos de mi ataúd» — Los pájaros devoradores de cerebros patrullan «Tu falso corazón» — Una tarjeta postal muerta que aguardaba un lugar olvidado — La conmoción ligera de la película de 1920 — El adolescente promiscuo había sido sometido a un procesamiento especial de exploración general — El atardecer sobre las carnes desnudas del muchacho — Estuvo tratando de tocar mientras dormía — «Treta de viejo fotógrafo aguarda a Johnny — Ahí va un cementerio mexicano» — En el murallón conocí un muchacho con una chomba a rayas blancas y rojas — La ciudad del paregórico en el crepúsculo purpúreo — El muchacho agitó su ropa interior buscando la erección — La lluvia tibia sobre el techo de chapas de hierro — Estaba desnudo en la cama bajo el ventilador del techo — Los cuerpos tocaron la película eléctrica, hormiguearon las chispas del contacto — Bocanadas de ventilador del joven empeñado en lavar la chomba del adolescente — Los malditos olores ahogaban las voces y el extremo de la línea — Eso es Panamá — La película triste que se perdía en islas de desperdicio, lagunas negras y pescadores que aguardaban un lugar olvidado — Un cafetín fósil barrido por un ventilador de techo — La treta del viejo fotógrafo los desconectó.
«¿Me estoy muriendo, Míster?».
Luces, frente a mis ojos desnudos y sombríos — Un horrible viento al amanecer durante el sueño — La pudrición de la muerte en la foto de Panamá donde el toldo se agita.
William Burroughs