Epílogo (1963)

San Francisco, 28 de agosto de 1963

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Esta correspondencia se descifra así: la visión de los ángeles oficiantes mi congénere hombre y mujer por primera vez íntegramente entrevista mientras el curandero amable y humanamente canturreaba en el estado de trance de la ayahuasca en 1960 fue profética de la transfiguración de la autoconciencia de una sensación mental desamparada de eterno terror a la presente sensación de bienaventuranza corporalmente encarnada hecha ahora realidad en 1963.

Mis cariños, como siempre

Allen Ginsberg