Hotel Touriste, Tingo María, Perú, 18 de junio

Querido Allen:

Hotel confortable y bien atendido del tipo de estación de montaña. Clima frío. Selva muy alta. En el hotel, un grupo de peruanos de la clase alta. Cada pocos minutos uno de ellos grita: «Señor Pinto», es el gerente del hotel: una muestra del humor latinoamericano. Como también miran un perro y gritan: «Perro» y todos ríen.

Hablé con una maestra de escuela de California algo chiflada que comía con la boca abierta. El presidente llegó a Tingo María estando yo. Un fastidio enorme. No había comida hasta las nueve de la noche y yo hice una escena al mozo y me marché a la ciudad y tragué una comida grasienta.

Estoy clavado aquí hasta mañana sin nada que hacer. Debía ver a un hombre por el yagé y resulta que se fue hace cinco años. Ésta es una comunidad agrícola con colonos yugoslavos e italianos y una Estación Experimental Agrícola del Punto Cuarto norteamericano. La gente más aburrida que jamás haya visto. Los pueblos agrícolas son terribles.

Este lugar me llena de un miedo horrible al estancamiento. La sensación de localización, de estar justamente donde estoy y no en ningún otro lugar es insoportable. ¡Imagínate que hubiera debido vivir aquí!

¿Has leído El país de los ciegos de H. G. Wells? Trata de un hombre que no puede salir de un país donde todos los demás habitantes habían sido ciegos durante tantas generaciones que habían perdido el concepto de la vista. Él exclama:

«¿Pero no entendéis que yo veo?».

Tuyo

Bill