La canción de la ola
La corriente cruzó un día,
por el vado, una doncella;
el sol ya se ponía;
la ola, enamorada, fue
a besar su mano bella.
Y le habló de esta manera:
—Espera, niña, espera,
que soy la muerte.
—Iré a donde amor me invita,
vergüenza me daría que aguardara;
pez que en el mar se agita,
no esperará, si llego tarde.
—Pie leve, corazón hermoso
espera el cargado bote.
«Espera, espera, niña,
espera, que soy la muerte».
—Me apresuro si amor me llama,
que desdén nunca se casa.
A su talle ligero ya llega
el agua que pasa.
Fiel y bella loquilla,
nunca tocará su pie la orilla;
la onda rueda lejos,
con sangrientos reflejos.