Cántico de Darzee en honor de Rikki-tikki-tavi

Soy un pájaro cantor y tejedor,

y dobles son las alegrías que conozco:

orgulloso me siento al cruzar por los aires,

y orgulloso también de la casita que he tejido.

Sube y baja al compás de mi música,

sube y baja mi casita que oscila.

Levanta la frente, oh madre,

y entona tu cancioncilla;

pereció la que era nuestro azote,

la muerte misma yace muerta en el jardín.

Yace impotente el Terror que entre rosas vivía,

sobre el polvo yace y se pudre en el estiércol.

¿Quién, pregunto, nos libró de ella?

Decid su nombre y repetidlo:

Rikki, la valiente, ella ha sido,

Tikki, la de ojos de ascua.

Rikki-tikki de dientes marfileños,

Rikki la cazadora, de mirada encendida.

Pájaros todos, dadle las gracias

con vuestras colas extendidas;

alabadla como el ruiseñor lo haría,

pero en vez de éste, yo la alabaré.

¡Escuchad! Yo cantaré su alabanza,

¡Loor a Rikki, la de ojos de fuego!

(Aquí, Rikki-tikki interrumpió, y el resto de la canción se ha perdido).