Cuando Jean llegó a la cocina Ray se volvió hacia ella y dijo:
—Tenemos un pequeño problema.
—¿Qué clase de problema? —quiso saber Jean.
—George —repuso Ray.
—Oh, Dios santo —tuvo que sentarse de inmediato. ¿Qué daño se habría infligido George esta vez?
—Me temo que ha desaparecido —explicó Ray.
Jean iba a desmayarse. Delante de los del servicio de comidas. Delante de Ray. Inspiró profundamente y la cabeza de George pasó ante la ventana como alguna clase de aparición sobrenatural. Jean pensó que igual estaba perdiendo la razón.
La puerta se abrió de par en par y George irrumpió en la cocina. Jean soltó un grito pero él hizo caso omiso y sólo salió disparado al pasillo y subió como una flecha por las escaleras.
Jean y Ray se miraron durante unos segundos.
Jean oyó a Ed decir:
—Me parece que ése era el padre de Katie.
Ray dijo:
—Iré a ver qué anda tramando.
Jean se sentó un par de minutos para recuperarse un poco. Entonces la puerta volvió a abrirse de par en par y eran Eileen y Ronnie con su bendito labrador, y con lo de haber pensado que George podría estar muerto para que luego le pegara un susto de muerte el propio George, Jean espetó:
—Llevaos a ese maldito perro de mi cocina —lo cual no fue muy diplomático.