George había asumido ingenuamente que el hecho de que Katie y Ray dijeran que se ocuparían de todo significaba que él no tendría que hacer nada.
Jean no entendía que si iba con el coche a la ciudad a buscar flores bien podía continuar hasta llegar a Aberdeen. No entendía que necesitaba sentarse en algún sitio tranquilo haciendo bien poco.
Entonces el váter de arriba se desbordó y la cosa se puso pero que muy frenética, de manera que fue a echarse a su habitación. Pero Jean entró en busca de sábanas y toallas para Eileen y Ronnie y fue bastante grosera con él. De modo que se encerró en el baño, hasta que Jean lo hizo salir porque la gente necesitaba utilizar el váter. Entonces George tuvo claro que esas complicaciones no iban más que a multiplicarse a lo largo del día y que muy pronto no sería capaz de enfrentarse a ellas.
Había pecado tremendamente de poco realista. No había forma de que pudiese charlar con esa gente, no digamos ya ponerse en pie entre ellos y pronunciar un discurso.
No quería avergonzar a Katie.
Era obvio que no podía asistir a su boda.