Vaya aquí mi reconocimiento a:

Bruce Berman, por los consejos que me dio en el inicio de este proyecto, como también por la manera sensata en que criticó el bosquejo de TOXINA.

Nikki Fox, por permitirme aprovechar sus extensas investigaciones respecto de las enfermedades transmitidas en los alimentos.

Ron Savenor, por ayudarme a superar una barrera en particular que obstaculizaba mi propia investigación; y a Jean Reeds, por sus valiosos comentarios y sugerencias acerca del desarrollo del libro.