Genealogías:
De ¡Espaldas mojadas! a ¡Patrulla fronteriza! y a Daddy-O. De Pedro al Gran Pete y a Phil Sandifer, alias Daddy-O: camionero/cantante/protagonista romántico. De María Martinez a Maggie Martell y Jana Ryan; de Jane DePugh a Sandra Giles, la chica del anuncio de los neumáticos Mark C. Bloome, participante casi habitual en la tertulia televisiva de Tom Duggan.
Jane renunció a su opción de «actriz de cine» y decidió pasarse al Derecho: «Así seré más como mi papá.» Me envió un regalo de despedida: su diente astillado conservado en un relicario.
Dave DePugh siguió dirigiendo la trama del secuestro. «Publicista de Hollywood podría ser un astuto cambio de profesión.»
Pat Marichal y Fritz Shoftel siguieron en el reparto. Sol Slotnick les prometió conseguirles carnés del Gremio de Actores si el plan tenía éxito.
Pasaron diez días a toda velocidad.
Chris, Kay y Nancy siguieron acuarteladas en Fort Contino.
Bob Yeakel enviaba las inyecciones diarias de grasa por Pizza De Luxe.
Chrissy sedujo a Ramón, el repartidor de pizzas.
Ramón renunció a su homosexualidad.
Ramón le confesó a Kay que tenía que imaginar que Chris era un hombre.
Yeakel también envió la noticia de que un currante del Departamento de Vehículos a Motor estaba comprobando placas de matrícula. Leigh lo ayudaba. Quería ver resuelto el problema de Chrissy y que se levantara la alerta roja en Fort Contino.
No llegaron más notas de «Quiero joderte hasta la muerte».
Ningún coche siguió a Chris en sus salidas del fuerte. Lo mismo ocurrió con las mías. Ningún vehículo sospechoso.
Puse a Nancy y Chris al corriente de mi información privilegiada: el Azote de Hollywood Oeste conducía un Skylark del 53 color claro. Nancy, la reina del crimen, me interrumpió: el Azote sólo se cargaba a parejas; las mujeres solteras y las amenazas machistas no formaban parte de su modus operandi.
—Los asesinos sexuales no cambian nunca de modus operandi. He sido íntima de unos cuantos y sé perfectamente que eso es así.
Sol Slotnick encontró un piso en la misma calle donde estaba Pink's y consiguió financiación para su Daddy-O gracias a un préstamo a alto interés que le hizo Johnny Stompanato. Stomp le dijo que había utilizado su dinero en efectivo para poner en el mercado un tónico nuevo destinado a las mujeres, un compuesto de cantárida capaz de provocarles ninfomanía instantánea y permanente.
Chris y yo nos juntamos con Pat y Fritz para hacer prácticas de interpretación. Los dos estaban obsesionados con la «motivación». Fritz sufría un episodio leve de paranoia; a veces imaginaba que un coche deportivo con una capa de imprimación gris lo seguía. Prácticas, ensayos generales, esperando el día en que empezáramos a rodar Daddy-O.
Días esquizofrénicos.
Ensayé con el cortador de cabelleras y el violador; ensayé con Lou Place, director de Daddy-O. El guión de Daddy-O de David Moessinger sustituyó al de ¡Patrulla fronteriza! Era más denso, pero carecía de impacto político. Sol recuperó sus decorados de club nocturno de las ruinas del taller. Tanto servirían para representar el Rainbow Gardens como para el Sydney Chillis' Hi-Note, locales donde se desarrollaban importantes escenas de Daddy-O. El nuevo guión me exigía que cantase. Enseguida aprendí «Rock Candy Baby», «Angel Act» y «Wait'll I Get You Home». Mis compañeros de rodaje de Daddy-O —Sandra Giles, Bruno VeSota, Ron McNeil, Jack McClure, Sonia Torgesen— eran conocidos, pero el cortador de cabelleras y el violador me robaron el alma.
Subimos a las colinas de Griffith Park y tonteamos. Pat Marichal trajo agua de fuego. Aplicaba el «método» del Actores Studio a su personaje del gran jefe Joe Fugitivo. Unos tragos, unas risas. Luego, el inevitable paso al tópico de la valentía.
Mi mejor aportación al respecto: uno nunca sabe cuándo la valentía es real, o sólo una pose para impresionar a los demás.
La mejor aportación de Pat: uno sabe cuándo tiene miedo, pero ha de hacer lo que debe, aunque lo asuste; nadie más se enterará.
La mejor aportación de Fritzie: da al mundo lo que le corresponde para obtener lo que quieras y vigila de cerca tus pelotas cuando no hay nadie mirando.
El tiempo transcurría esquizofrénico. El estupendo invierno de L.A. desvaneciéndose ventoso.
Sol llamó y pisó los frenos: Daddy-O se comenzaría a rodar al cabo de cuatro días.
El aviso destelló:
Cerebro organizador/Cortador de Cueros Cabelludos/Violador a las víctimas: cuarenta y ocho horas para la mañana del secuestro.