«Cuando te advierten que con Texas no se juega, lo dicen en serio»

Si esta ley acaba aplicándose a los trols, la apoyo al cien por cien. Información de la cadena WUSA a través del feed de Spencer Hall:

El violador Maclin, ejecutado

de Lindsay Reardon

Lubbock, Texas — Esta mañana Jerome Maclin, convicto por violación, se ha convertido en la primera persona en ser ejecutada este siglo en el estado de Texas. A pesar de que nunca asesinó a nadie, Maclin fue ejecutado con el método de la inyección letal. Tardó doce minutos en morir tras serle inoculada la dosis mortífera. Tenía cuarenta y tres años (treinta y seis, edad Cura).

En el año 2028, Maclin fue hallado culpable de trece agresiones sexuales y violaciones. Confesó haber asaltado a siete mujeres en Lubbock, con lo que se convirtió en el peor violador en serie de la historia de la ciudad.

El juez, Robert Matheson recurrió a la Ley Darían, de reciente aprobación, para emitir la primera sentencia de muerte para un delito que no sea el de asesinato.

La Ley Darían, que logró su aprobación por un amplio margen en 2027, contempla la aplicación de la condena de muerte para delitos distintos al asesinato, como la violación, la piromanía, abusos de menores y agresiones mayores (con resultado de discapacidad o deformidad) y también, el tráfico de drogas al por mayor. Maclin ha sido el primer reo en Texas en ser condenado a muerte en aplicación de esta ley bautizada en memoria de Darian Ruiz, una niña de doce años que sufrió graves quemaduras y serios daños cerebrales a causa de la paliza que le dio su padre, Carlos Ruiz. El señor Ruiz fue condenado a cadena perpetua (su edad cura es de treinta y dos años).

Los legisladores del Estado mostraron su aprobación ante la ejecución de Maclin. La interpretan como una señal de la viabilidad y eficacia de la Ley de Darian.

—En el día de hoy hemos presenciado cómo se ha hecho justicia con siete maravillosas y valientes mujeres —declaró el senador Kay Lorring—. Ya nadie tendrá que temer más a este hombre, nadie vivirá con el miedo a que salga de prisión dentro de cien años para cometer más atrocidades. Hoy el mundo ha asistido al gran paso hacia adelante que ha dado Texas con su nueva forma de interpretar la ley en este mundo posmortal.

Sin embargo, no todos comparten el punto de vista de Lorring. Esta mañana se han agrupado cientos de manifestantes en el exterior de la prisión del condado para protestar contra la ejecución de Maclin. Entre ellos había miembros de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles, que condenaron la ejecución por ser el «pistoletazo de salida para un genocidio sistemático de la población afroamericana». Entre los manifestantes destacó la presencia de Keish Dunn, una de las víctimas de Maclin.

—Creo en el perdón y no creo que este castigo sea proporcionado a su delito —declaró Dunn, de veinticuatro años—. Sí que creo que Jerome Maclin era un hombre malvado y que lo que me hizo es uno de los peores pecados que alguien puede cometer. Pero eso no justifica la pena de muerte y menos para alguien que no arrebató la vida de nadie. No es una actitud cristiana. Creo que el señor Maclin debería haber cumplido cadena perpetua, por larga que ésta hubiera sido.

Sin embargo, juristas del Estado han declarado que esta opción ya no es viable a nivel económico para los contribuyentes. Desde la aplicación del tratamiento que facilita la Cura contra el envejecimiento, la población de presos se ha incrementado en un 25 por ciento, y esta cifra tiende a seguir aumentando, mientras los presupuestos del estado se enfrentan a un enorme déficit.

El fiscal del Estado, Alberto Vizquel, afirmó:

—Sólo se pueden adoptar dos opciones inteligentes con este tipo de presos: matarlos o soltarlos. En el caso concreto de Jerome Maclin, hablamos de un violador en serie que habría continuado atacando a mujeres de haber quedado en libertad. Por otra parte, ¿puedes mantener a alguien encerrado durante trescientos años o más, hasta que le dé un ataque al corazón o algo por el estilo? ¿Qué podemos hacer con delincuentes con una esperanza de vida indefinida? Admito que todo esto podría entrar en conflicto con el concepto de justicia equitativa, pero tenemos que ser pragmáticos. Hay que comenzar a plantearse quién merece seguir en el planeta y quién no.

Niles McCormick, presidente de capítulo de la ACLU, no está en absoluto de acuerdo con el señor Vizquel.

—Todo lo ocurrido en el estado de Texas ha sido un completo dislate. Siempre he sido contrario a la pena de muerte pero antes, al menos, había cierto sentido de la compensación: si arrebatabas una vida a sangre fría, te arrebatan la tuya. Esta última ejecución no tiene ninguna justificación razonable. A partir de ahora, ¿cómo diablos vamos a establecer qué delitos merecen la pena de muerte y cuáles no? ¿Mereces morir si dejas ciego a alguien? ¿Y si lo dejas manco? ¿Y la intencionalidad? ¿Cómo juzgaremos la tentativa de cometer un delito? ¡Y no quiero ni pensar en los falsos culpables! Son preguntas que no se pueden resolver con respuestas terminantes. ¡No han encontrado una solución para un problema, han abierto la caja de Pandora!

Ya son muchos los estados que han ajustado su sistema judicial para impedir el encarcelamiento indefinido de sus presos. Algunos, como California, han establecido que la sentencia máxima de encarcelamiento sea de cien años a pesar de la oposición frontal de las agrupaciones defensoras de los derechos de las víctimas. En Maine están dándole vueltas a la idea de construir una penitenciaría permanente en una isla, aunque no se espera que consigan la financiación necesaria. Y fuentes jurídicas en Oklahoma están considerando la posibilidad de aprobar la ejecución de cualquier preso con más de ochenta y cinco años de edad real, con independencia de la edad a la que tomara la Cura. La ACLU ya ha condenado esta última medida como inhumana.

A la ejecución de Maclin asistieron su tía, funcionarios de la prisión y familiares de las víctimas, aunque ninguna de éstas acudió en persona.

La última comida de Maclin consistió en pollo a la plancha, una mazorca y natillas de chocolate de postre. Luego lo condujeron a la cámara de ejecución, donde se le permitió leer una declaración a los familiares y funcionarios del Estado presentes. La declaración constaba de sólo cuatro palabras: «Esto es una mier…». Quince minutos más tarde, su corazón dejó de latir.

Fecha de modificación

4/1/2031, 10:09 p.m.