¿Qué hacemos con la pequeña Emilia?

Transcripción del reportaje de Cara Forlani para la web de la CBS:

Forlani: Su madre la llama el bebé perfecto. Y si nos guiamos por su aspecto, se puede afirmar que, sin duda alguna, Emilia Burkhart es una preciosa niña de ocho meses, con unos enormes ojos castaños, una mata de pelo cobrizo y una sonrisa preciosa que contagia a cualquiera que esté a su lado. La pequeña Emilia apenas llora. Duerme toda la noche de un tirón y su risa inunda de alegría la casa. Es perfecta… Y ésta es la inquietante historia de lo que hizo su madre para que siguiera siéndolo.

Mia Burkhart: Amo a mi hija. La amo. Sé que hay gente que me considera un monstruo, pero no lo soy. Cuando la miro, veo una niña feliz. Siempre está riéndose. Siempre está sonriendo. Su inocencia y bondad no se pueden comparar con la de nadie.

Forlani (narrando): Mia Burkhart es la madre de Emilia. Tiene cuarenta y dos años y se sometió al tratamiento anti-envejecimiento con treinta y cinco. Divorciada, con dos hijos adultos, hace tres años Mia decidió que quería ser madre de nuevo, pero en esta ocasión quería serlo ella sola. Como no contaba con un novio o un marido que la ayudara a quedarse embarazada, Mia recurrió al banco de esperma local. Allí consiguió esperma procedente de un donante anónimo y se sometió a una fecundación in vitro.

Mia: Me preguntaron por el sexo del bebé y les dije que quería… ¡Una niña! Recuerdo habérselo dicho a gritos al médico que me atendía en la consulta.

Forlani: Ya habías tenido bastantes chicos.

Mia: Del todo. Cuando has tenido dos hijos, no quieres un tercero. No, yo quería una niña por encima de todo. Y cuando me mostraron las imágenes en 3D de mi hija con veinte semanas… Sabía que iba a ser especial. Me quedé extasiada mirando la pantalla y comencé a llorar. Sabía que iba a ser el bebé más hermoso del mundo. Fue como ver todos mis deseos convertidos en realidad.

Forlani (narrando): Veinte semanas después de esa imagen en 3D la pequeña Emilia Sugar Burkhart llegó al mundo en un parto sin problemas. Tras pasar un día ingresada en el hospital, a Mia le dieron el alta y regresó a casa con su hija recién nacida. Durante los siguientes ocho meses, Mia se dedicó en cuerpo y alma a criar a Emilia, aprovechando que en su empresa le habían permitido trabajar desde casa. Alimentaba a Emilia, la sacaba a pasear y dormía con ella.

Debra Cousin: ¡Cuando las veía me parecían tan entrañables!

Forlani (narrando): Debra Cousin era vecina de Mia Burkhart.

Cousin: Solíamos coincidir cuando salían a pasear y nos deteníamos a charlar. Yo soy abuela, así que cada vez que veo un bebé… Bueno, no puedo resistir las ganas de acercarme.

Forlani (narrando): Sin embargo, tras año y medio de ver a Mia paseando a Emilia, Cousin reparó en algo que le llamó la atención.

Cousin: No crecía.

Forlani: Se refiere a Emilia.

Cousin: Sí. Al bebé. No es que fuera algo tan raro. Quiero decir, que cada crío crece a un ritmo distinto. Yo he tenido cuatro hijos y en el día a día, no eres consciente de lo mucho que van creciendo hasta que se te ocurre echar un vistazo a alguna foto antigua y entonces, te das cuenta: «¡Santo Cielo! ¡Sí que han crecido!». Fíjate en lo que ocurre cuando te quedas mirando a la manecilla de las horas en el reloj, no ves cómo se mueve, aunque lo hace. Pensé que pasaba lo mismo con Emilia, y no podía estar segura. Pero nunca la vi andar. Nunca la oí hablar. Siempre iba en su cochecito, moviendo sus piececitos en el aire.

Forlani: ¿Sospechó en algún momento que Mia le había dado la Cura a su hija?

Cousin: No. No. La verdad es que pensé que la criatura tenía algún problema de crecimiento. El tipo de cosas que uno nunca menciona, si no te lo comentan antes. Eso fue lo que pensé. Jamás se me ocurrió que alguien fuera capaz de darle la Cura a una criatura de ocho meses.

Forlani (narrando): Y sin embargo, eso era exactamente lo que Mia Buckhart había hecho. Cuando Emilia cumplió los ocho meses, Mia decidió que no quería que su bebé creciera más.

Mia: Un día la miré y le pregunté si estaba contenta de ser como era. Y me respondió que sí.

Forlani: Pero no sabe hablar.

Mia: No hacía falta, vi la respuesta en sus ojos.

Forlani (narrando): Tras decidir que iba a someter a su hija al tratamiento, Mia buscó en Internet médicos que aplicaran la Cura de forma encubierta. Muchos de estos médicos ni siquiera son genetistas titulados y ofrecen la Cura a clientes desesperados por una tarifa reducida, algunos hasta por sólo mil dólares. Muchos de esos médicos no son ni eso, sólo son estafadores que inyectan a sus víctimas soluciones salinas inofensivas, como las que ponen en los goteros. Por desgracia para la pequeña Emilia, el que contrató su madre no era un impostor.

Mia: Estoy convencida de que esto es lo que ella quería. Le he dado una vida de felicidad sin fin.

Forlani: ¿No querías verla crecer? ¿No reside en eso la alegría de criar a un hijo? ¿Ver cómo crece y se convierte en una persona independiente?

Mia: Ya he visto cómo crecían mis hijos. Y, con sinceridad, no conservo un buen recuerdo. Es igual que si murieran todos los años. Cumplen un año y ya no vuelven a ponerse un pelele. Cumplen los dos años y ya no necesitan su vasito especial. El niño que eran fallece y ya no vuelve nunca más. Nacen para corromperse. Uno de mis hijos está en la cárcel ahora. El otro es drogadicto. Desaparece durante meses y, de pronto, aparece un buen día llamando a mi puerta para pedirme dinero. He visto a mis hijos crecer. Les he visto marcharse. Les he visto convertirse en personas con vidas que no querían vivir. Eso nunca ocurrirá con Emilia. Jamás tendrá que desprenderse de su inocencia. El mundo siempre será un lugar mágico y maravilloso para ella.

Forlani: Sin embargo, ahora estás en la cárcel. ¿No le provoca eso dolor a Emilia? ¿No crees que echa de menos a su madre?

Mia: Bueno, no sería un problema si me dejaran salir de aquí y volver a su lado.

Forlani (narrando): Debra Cousin no advirtió que Mia le había dado la Cura a su hijita, Emilia, pero otras personas sí lo hicieron. Wendy Malek, hermana de Mia, es una de esas personas.

Wendy Malek: Sabía que algo le pasaba a la niña, pero fui con mucho tiento a la hora de comentarlo con Mia. Procuraba interrogarla con mucho cuidado. Preguntarle cosas como qué tal estaba la niña y otras por el estilo. Y entonces, una noche mientras veía las noticias, vi un reportaje sobre Tailandia, donde hablaban de cómo le hacían el tratamiento a chicas jóvenes para luego venderlas como prostitutas. Y lo supe.

Forlani: Te diste cuenta.

Malek: Lo supe. Lo supe y me sentí horrorizada.

Forlani (narrando): Según figura en los informes de la policía, Wendy decidió hablar una tarde con Mia y hacerle partícipe de sus sospechas. Mía confesó. Le había dado la Cura a su hija. Le rogó a su hermana que no se lo contara a nadie. Cuatro días más tarde, Wendy Malek llamó a la policía y denunció a su hermana.

Forlani: ¿Qué sentiste al tener que hacer esa llamada?

Malek (llorando): Fue un suplicio. La pobre niña… Siempre va a ser un bebé. Al principio pensé que lo mejor era dejarlo estar. Porque ¿quién, si no, iba a hacerse cargo de la criatura? Mía era la única que estaba dispuesta a hacerlo. Llegué a plantearme no llamar a la policía. Pero en el fondo sabía que no podría vivir con eso sobre mi conciencia. Mia siempre ha tenido problemas. Ha sido una persona inestable. Pero nunca imaginé que haría algo así.

Forlani (narrando): Los agentes federales declaran que los denominados casos Peter Pan, como el de Emilia Buckhart, son bastante infrecuentes; apenas alcanzan un 0,1 por ciento de todos los que se someten al tratamiento en Estados Unidos. Por el momento, Emilia se quedará a vivir con Wendy Malek, su marido y sus cuatro hijos. Pero a Wendy le preocupa, y mucho, el futuro.

Malek: Todos nos hemos tomado la Cura, pero no sé cómo nos vamos a apañar con algo así. Emilia será siempre un bebé. Y yo tendré que cuidarla mientras viva. Pero la idea de que nunca se convertirá en una mujer… Es algo que me supera. Me atormenta. Y el sentimiento de culpa… Hay días en los que no quiero cuidar de ella y es algo que me hace sentir fatal. Me siento tan mal porque sé que Emilia está indefensa, no hay nada que pueda hacer para evitar lo que le ha pasado. ¿Y si a mí me pasa algo? ¿Y si a Mia le pasa algo cuando salga de la cárcel? ¿Quién se ocupará de la niña? ¿Quién querrá asumir la responsabilidad?

Forlani: ¿Todavía crees que hiciste lo correcto al llamar a la policía?

Malek: No lo sé, y jamás lo sabré.

Forlani (narrando): Mientras los fiscales del condado de Hennepin preparan el caso contra Mia, ella cuenta los días que le quedan para reunirse de nuevo con su hija, para pasar el resto de sus vidas posmortales juntas. Emilia tiene ahora veintisiete meses. Nadie sabe la edad que tendrá cuando se reencuentre con su madre. Pero algo sí sabemos, que cuando lo haga, seguirá teniendo ocho meses a causa de la Cura.

Forlani: ¿Odias a tu hermana por denunciarte?

Mia: Sí. Creo que me tenía celos. Sabía que mi bebé era el más hermoso del mundo y quería quedarse con Emilia.

Forlani: Después de ver lo que te ha pasado, ¿te arrepientes de haberle dado la Cura a Emilia?

Mia: No.

Forlani: Pero estás en la cárcel. Es posible que no vuelvas a verla.

Mia: Sé que algún día estaremos juntas de nuevo. No pueden tenerme encerrada para siempre. Y cuando me dejen libre, Emilia volverá conmigo. En cuanto me vea, sus ojos se iluminarán. ¡Se pondrá tan contenta! Siempre me querrá. Y me querrá más que a cualquier otra persona en el mundo. Será maravilloso.

Forlani: ¿No crees que esto la afectará? ¿Que tendrá problemas emocionales?

Mia: Bueno, los bebés son muy fuertes. Ése fue uno de los motivos por los que la sometí al tratamiento. El mundo está lleno de horrores, y cada día va a peor. Pero Emilia jamás tendrá que preocuparse por eso. Será un bebé perfecto. Nunca conocerá esos horrores. Nunca.

Forlani: ¿Piensas tener más hijos?

Mia (sonriendo): No.

Forlani: Me parece que no te creo.

Mia: Bien. No permito que los demás me juzguen. Sé la clase de madre que soy. Y Emilia también lo sabe.

En Sky News la llaman la Madre Criogénica. He leído un reportaje de Mike O'Grady en internet en el que comentan que Mia ya ha contratado a una publicista y también que está montando su propio espectáculo televisivo.

Fecha de modificación

20/5/2030, 9:07 p.m.