Ahora me sobra espacio por todas partes en el piso. Cuando veo las manchas de vino en el sofá, oigo la risa incontenible de Katy como si estuviera sentada a mi lado. No recuerdo haberla visto nunca triste o enfadada, y eso hace que su muerte, repentina y violenta, me resulte más insoportable todavía. Sólo soy capaz de beber e imaginar que nos reímos juntos.
Una bloguera favorable al tratamiento llamada LadyHalcón subió una entrada sobre lo que ocurrió ayer visto desde el exterior de las Naciones Unidas. Al parecer, ella era una de las manifestantes.
¿Cuántos tienen que morir?
Nos encontrábamos frente a las Naciones Unidas, protestando con todas nuestras fuerzas, cuando el estruendo de la explosión se impuso al griterío. Nadie tenía ni puta idea de lo que estaba pasando. Entonces alguien chilló: «¡Quieren matarnos!», y bastó para desatar una estampida de gente corriendo en todas direcciones. Un hombre me tiró al suelo en su afán de escapar, aunque tuve suerte. Vi caer a un chico, no tendría más de diecisiete años, al que pisotearon la cabeza. No sé si pudo volver a levantarse. Yo sí que lo conseguí y de inmediato comencé a correr por la Primera Avenida. Pensé que era un atentado terrorista. La verdad es que fue un atentado terrorista. Pero en esos momentos pensaba que había sido un atentado terrorista-terrorista. Cometido por alguien de un país como Arabia Saudí o algo por el estilo. Mi huida se vio obstaculizada por el hecho de que todo el mundo estaba pendiente de sus móviles y sus tabletas en lugar de mirar por dónde iban. Me empujaban por todas partes, era como encontrarse en medio de una estampida de toros cegados por el pánico. Recibí una fuerte patada por detrás, en la pierna, y ahora tengo un hematoma del tamaño de un limón.
Ahora que se sabe la verdad de lo que ocurrió ayer, que esos médicos fueron ejecutados de forma fría y sistemática, estamos todos muy cabreados.
Ya nos estamos congregando a las puertas de las Naciones Unidas y del Capitolio. Mañana por la mañana seremos decenas de miles. ¿Cuántos médicos tendrán que volar en pedazos para que el presidente sea consciente del inmenso error que está cometiendo? Nos hemos manifestado de forma pacífica durante meses, pero esta gente, los pro-muerte, quienes, por cierto, han conseguido salirse con la suya, están asesinando a inocentes sin que nadie los detenga. Los médicos asesinados respetaban tanto la vida que estaban dispuestos a todo con tal de prolongarla.
Se acabó la actitud pacífica y razonable.
No vamos a aceptar un no por respuesta esta vez.
Lady Halcón
No tengo ni idea de cómo va acabar esta historia, ni qué facción conseguirá imponerse, ni siquiera qué facción merece imponerse. Lo único que sé es que me quiero alejar de todo lo antes posible.
Fecha de modificación
4/7/2019, 8:47 p.m.