«La muerte es lo único que nos mantiene a raya»

Tengo muy claro que ha sido una mera coincidencia, pero me ha parecido bastante inoportuno que el papa haya hecho una declaración oficial condenando a todos los postmortales al Infierno justo cuando me encuentro en pleno período obligatorio de reflexión.

Éste es el artículo que han colgado hace diez minutos:

El Vaticano Amenaza con la Excomunión a quienes se sometan al Tratamiento

por Wyatt Dearborn

Budapest (AP) — El papa ha pronunciado hoy la más enérgica de las condenas contra la denominada «cura para la muerte», calificando su aplicación de pecado, y ha amenazado con excomulgar de la Iglesia Católica Romana a cualquiera que se someta al tratamiento, incluidos sacerdotes.

En medio de su viaje de buena voluntad por Europa del Este, el pontífice no ha elegido por casualidad la ciudad de Budapest para emitir su declaración. Hungría es uno de los cuatro países industrializados, Rusia, Brasil y Holanda completan el cuarteto, que ha legalizado la Cura.

«Esta cura es una ofensa para el Señor y su obra —declaró el pontífice ante una multitud de casi setenta y cinco mil personas en el estadio de fútbol Puskás Ferenc—. Y aún más, constituye una afrenta para toda la humanidad. ¿Qué respeto nos tendremos los unos a los otros si podemos aplazar el juicio del Señor de manera indefinida? La muerte es lo que nos hace humildes ante Dios, sabedores de que, cuando nuestras vidas lleguen a su fin, tendremos que responder ante Él por nuestros actos. Si ya no tuviéramos que responder ante Él, ¿ante quién lo haríamos? La muerte es lo único que nos mantiene a raya.»

El papa fue más allá en su admonición e hizo la siguiente advertencia:

«No podéis eludir el juicio de Dios, ni aunque viváis cien mil años más. Este planeta y el sol que lo mantiene con vida, son perecederos, tienen sus días contados. No existe el "Para Siempre" aquí abajo, y quienes lo crean así, cometen sacrilegio. Éstas son las razones por las que el Vaticano condena de manera oficial a quienes se sometan al tratamiento, considerándolo un pecado y una ofensa merecedora de la excomunión.»

Las palabras del papa fueron recibidas con un silencio reverente dentro del estadio, pero en el exterior una multitud se manifestaba en contra, y casi todas eran personas con menos de treinta años.

«Con sus palabras el papa no nos ha condenado a nosotros —declaró Sasha Delvic, un estudiante de veintitrés años—. A quien ha condenado a una era de oscuridad es a su Iglesia. ¿Qué espera, que sus fieles acepten morir mientras el resto del mundo disfruta de una vida feliz y saludable? Es una locura, perderá millones de seguidores.

»Nadie debería de hacerle caso —añadió—. No es más que un viejo estúpido.»

Se cree que el papa decidió efectuar esta declaración en Budapest a fin de presionar al gobierno húngaro para que promulgara una ley en contra de la Cura. Sin embargo, considerando que Hungría es uno de los países más jóvenes del planeta, no hay muchas voces en el gobierno que se muestren a favor de esta prohibición.

Cuando era un crío, la religión me parecía una especie de seguro contra la muerte. Es justo lo que clamaban los predicadores en la tele, más vale que creas en Dios, te advertían, por si acaso. Porque no te gustaría llegar a las puertas del Cielo siendo un no creyente para averiguar entonces que todo lo que decían los cristianos era cierto. El razonamiento era muy ingenioso y casi me convenció para empezar a ir a la iglesia. Casi. Nada más.

Comencé a pensar que quizá las tornas se habían vuelto, que a lo mejor ahora la Cura era el seguro contra la religión. Porque ¿qué ocurriría si el papa no tenía razón? Si no me someto a la Cura y acabo muriendo a los setenta para complacer a un Dios que no existe, me voy a sentir un auténtico capullo. ¿No resulta más lógico vivir unos mil años más, por si acaso?

Supongo que llegará un momento en el que averiguaré la verdad. Un momento para el que confío que falte mucho, mucho tiempo.

Quedan doce días para que me administren la Cura.

Fecha de modificación

8/6/2019 7:05 p.m.