«Una roca sobresalía del agua, mellada y puntiaguda, cubierta de musgo… una reliquia de la época glacial y del glaciar que en su día talló esta cuenca en la tierra. Había aguantado las lluvias, las nevadas, la escarcha, el calor. No le temía a nada. No necesitaba redención, ya había sido redimida».
I. B. SINGER