[1] Véase el artículo de N. Sartorius «Dialéctica de la unidad en el movimiento sindical», en zona abierta, 7, 1976. <<
[2] En el número 96 de la Gaceta de Derecho Social, pp. 28-29. <<
[3] Aun sin sacar expresamente la conclusión que nosotros sacamos, E. Mandel demuestra de hecho (especialmente en su obra Der Spätkapitalismus [El capitalismo tardío, México, Era, 1979]) la necesidad económica a que hacemos referencia. Ello no le impide, en evidente contradicción, interpretar las aludidas problemáticas nuevas como una superación de la lucha económica y una puesta en cuestión de «las relaciones de producción capitalistas mismas» en un intento de «reorganizar la economía sobre la base de principios socialistas» (Introducción a la antología Control obrero, consejos obreros, autogestión, México, Era, 1974, p. 22). Yo calificaría esto de «salto mortal». De hecho, si se tiene en cuenta que el propio Mandel admite la explicación económica del surgimiento de los nuevos planteamientos, lo que dice equivale a considerar la lucha revolucionaria como resultado de una necesidad económica y continuación de la propia lucha económica; cosa que no parece nada marxista. <<
[4] Citaremos según: A. Gramsci, A. Bordiga, Debate sobre los consejos de fábrica, Barcelona, Anagrama, 1975. <<
[5] Ibid., p. 94. <<
[6] Todo en ibid., p. 124. <<
[7] Especialmente en ibid., pp. 94-96. <<
[8] Ibid., p. 95. <<
[9] Ibid., p. 96. <<
[10] Ibid., p. 126. <<
[11] Ibid., pp. 126-127. <<